«Napoleón»: el hombre detrás de la leyenda

Todos recordamos biografías sobre la figura del genial militar y político francés, Napoleón Bonaparte (sin dudas, «Desirée» -1954- con Marlon Brando en su juventud es el faro de referencia para cualquier visión sobre la legendaria figura gala). Ridley Scott ya había incursionado sobre la época en «The Duellists» (1977) ganando premio en Cannes, por lo cual supongo que tenía él deseos de explorar el mundo de esta personalidad.

Creo que esta versión de «Napoleón», ofrece una perspectiva ambiciosa de la obra militar del héroe francés, pero comprime dramáticamente los tiempos para abreviar su trayecto de la cima al destierro. Esto le juega en contra y siento que se despliegan una enorme cantidad de sucesos en poco tiempo físico para procesarlo. O dicho en otras palabras, ésta es una peli para dos partes o para formato de miniserie.

Claro, si la pensamos en cualquiera de esas opciones corremos varios riesgos: las pelis en dos partes, históricas, no funcionan (vimos hace poco la primera parte de «Los tres mosqueteros» de Martin Bourboulon y a casi nadie le interesa la segunda) y una miniserie pierde mucho en las escenas bélicas. Ergo, había que integrar todo para que en casi tres horas gran parte de su vida pública pudiera ser apreciada en su totalidad… Es demasiado.

Desde ya, con los primeros fotogramas, reafirmamos que Scott filma de una manera increíble. Dejamos el reloj de lado y decidimos confiar.  Entiendo que al gran director le sienta bien lo histórico y la exageración, lo visceral, el impacto visual, la teatralidad. Arranca con un detalle fuerte, la decapitación de María Antonieta durante la Revolución Francesa y desde allí, pasamos a una época oscura en la cual Napoleón (Joaquin Phoenix), artillero y comandante de artillería inicia su derrotero de gloria cuando tiene como misión recuperar el puerto de Toulón que se encuentra en ese momento en posesión de los ingleses.

El éxito de ese enfrentamiento abre para Bonaparte un ascenso vertiginoso, no exento de altos y bajos, en la búsqueda de la suma del poder político y militar de su país. E insisto, Scott rueda con crudeza, hay mucha sangre que inunda la pantalla y ningun miramiento con todo lo que se espera a lo largo del film.

Pero no todo es muerte, el amor llega y se instala con la llegada de Josephine (Vanessa Kirby) a su vida. Napoleón se enamora perdidamente de esta viuda y es así como «su» Josefina, muestra todo su encanto y ambición para adueñarse de él en todo sentido. Napoleón percibe en ella una avidez por el poder que ordena y lo retroalimenta aunque quizás, a un precio excesivamente alto.

La historia avanza hacia Austerliz, Borodino y la tremenda invasión a Rusia, mientras describe los problemas matrimoniales y políticos que tiene el gran general. Hay tiempo para mirar que cuestiones se juegan en la pareja central, porque quizás, su vida pública refleje algo de lo que sucede en la alcoba. Kirby muestra una faceta sensual lograda y se afirma como lo más interesante del film. Phoenix, luce contenido. Hace lo suyo pero al contener su histrionismo, no será recordado por este papel.

Entre idas y vueltas, si debe decirse que nunca nos deja de subyugar la pantalla. Ridley construye con minuciosidad la fotografía de las grandes batallas y captura la atención plena del espectador. El vestuario y la banda de sonido están a la altura de los grandes hits del veterano cineasta y muestran a las claras que los más de 150 millones de presupuesto han sido bien invertidos.

No tiene el estilo de película que marque generaciones, sino de un retrato biográfico bien filmado, con un presupuesto generoso y actuado en forma ajustada, sin demasiados matices.

En síntesis, «Napoleón» trata de un líder legendario, inseguro, pasional, contradictorio, petulante y decidido, que no duda en avanzar incluso cuando un paso en falso puede significar el fin. En toda circunstancia. Discrepo con el enfoque del guión, en cierta manera me sentí fatigado en varios tramos de la cinta, pero en general, la realización cumple su propósito de entretener y ofrecer un relato de época correctamente presentado.


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