«Memoir of a snail» (Memorias de un caracol): Melancólicas viñetas de una vida difícil

La pasada temporada de premios dejó en evidencia que en cuestiones de animación hubo un año notable con películas como Flow, The Wild Robot y la última entrega de Wallace & Gromit. Quizás opacada especialmente por las dos primeras, no se habló lo suficiente de Memoir of a snail, una obra hermosa realizada en stop motion escrita y dirigida por Adam Elliot.

En la Australia de los años 70, Grace vive junto a su hermano gemelo y su padre borracho. Aunque lleva una vida desafortunada, es apasionada por lo que le gusta, como la compañía de sus caracoles o leer novelas románticas. Cuando su padre fallece de una sobredosis, los hermanos son separados pero continúan su relación a través de cartas. La separación es muy dura y cada uno cae en familias muy distintas: él en una numerosa y ultraconservadora que además lo explota haciéndolo trabajar y ella con una pareja amorosa pero que no está casi nunca en la casa. Grace se encuentra sola, se siente sola, y la ansiedad y la depresión comienzan a comerla. Pero una de las tantas sorpresas que tiene la vida para con ella es la aparición de una excéntrica anciana llamada Pinky, una mujer que siempre amó la vida y la lleva con humor y sin avergonzarse de nada. Esa amistad redefinirá a Grace.

Si bien a lo largo de la película se van contando muchas penurias de Grace y de su hermano, cuando ella recibe sus noticias porque siempre está narrada desde su perspectiva y con su voz en off, y la estética es algo oscura, Elliot impregna su historia y a su protagonista de una calidez y ternura que las hacen sentir muy cercanas.

El trabajo artesanal que tiene la película es notable y se nota que ha llevado su buen tiempo, unos ochos años, en realizarse. De hecho cuenta con mucha narración en off a causa de lo difícil y el tiempo que lleva animar los rostros de los personajes. Pero como se trata de una especie de cuento, la voz en off no resulta invasiva, sino que le aporta pasajes más líricos y una cuestión de oralidad que le sienta perfecto.

Es una película de animación para adultos por lo que hay contenido provocador a veces respecto a las religiones, los conservadurismos, el sexo, la salud mental, las adicciones, fetichismos. Elliot va sumando capas y profundidad, algo no sencillo a la hora de abarcar prácticamente toda una vida, una vida que hacia el final conecta a su protagonista con el cine, en un hermoso guiño. Es cruel y optimista al mismo tiempo. Porque para entender la vida hay que entender el pasado, pero no quedarse estancado en él y enfocar hacia adelante, esa es la moraleja principal de esta fábula que a veces luce muy macabra pero siempre encuentra redención para sus queridos y dignos protagonistas.

Es ingeniosa, divertida pero también triste, melancólica y visualmente hermosa en tonos en su mayoría marrones. El guion crea a los personajes y la historia de manera inteligente, abordando las complejidades de la existencia de la joven Grace y las redes que se construyen alrededor suyo. Si la ven en idioma original, como deberían, tienen a Sarah Snook y Jackie Weaver en dos personajes memorables. Y hasta a Nick Cave leyendo un poema. Mi único consejo: lleven pañuelitos.

About The Author

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *