«Snow White» (Blanca Nieves): ¿Quién es la más hermosa?

En la incansable seguidilla de remakes en live action de clásicos de Disney, Blanca Nieves llega a carteleras con algo de polémica a las salas. Protagonizada por Rachel Zegler en el papel de la princesa que ya no adquiere su nombre a causa de su color de piel, sino por la noche nevada en que nació, y Gal Gadot en el papel de la Reina Malvada, dirige Marc Webb, aquel director que logró cierto reconocimiento con su película 500 days of Summer hasta que Disney lo captó para un par de las entregas de Spiderman.

Hay que decir que a estas alturas poco parece importar quiénes dirigen y escriben: todas parecen salidas de un mismo algoritmo. Las tramas apenas actualizadas con temas un poco más comprometidos, las canciones que por sus melodías es fácil confundir de una película a otra, los escenarios creados por CGI que lucen artificiales y sin vida. Blanca Nieves peca de cada uno de estos aspectos y alguno más.

La historia la conocemos, crecimos con ella tengamos la edad que tengamos. Es la primera princesa oficial de Disney tras aparecer en 1937 en la clásica Blanca Nieves y los siete enanitos y está basada en un cuento de los hermanos Grimm. La reina malvada le pregunta a su espejo mágico quién es la más hermosa del reino, acostumbrada a que la respuesta sea que es ella. Cuando Blanca Nieves crece y se convierte en una mujer, el espejo cambia su respuesta y la reina manda a matarla. Al huir, llega a una cabaña donde viven siete enanos. La reina, al descubrir que sigue viva, la engaña para que caiga envenenada mordiendo la fruta prohibida, una manzana. El hechizo se romperá cuando reciba un beso de su verdadero amor.

En esta actualización escrita por Erin Cressida Wilson, la historia principal permanece igual pero se hacen algunas modificaciones en cuanto a su personaje, bastante pasivo originalmente y acá preocupada por el bienestar de su pueblo, y la relación amorosa, justificando un poco mejor el final esperado. Así, Zegler da vida a una joven que no solo es bondadosa sino valiente e intrépida y que busca siempre ser justa. Gadot interpreta a su villana sin matices: es bella y malvada a más no poder. El papel del príncipe, que acá en realidad tiene un personaje más humilde, recae en el joven Andrew Burnap.

Los números musicales, que tiene más de los que uno podría esperar, son desparejos pero a la larga ninguna de las canciones nuevas logra destacarse por sobre la otra. Sí hay que decir que Zegler se desempeña muy bien desde lo vocal, aunque ya lo había demostrado en la versión de Spielberg de Amor sin barreras. En cambio, Gadot luce deslucida tanto desde lo actoral como desde lo musical; parece divertirse con su personaje pero siempre parece muy sobreactuada.

Un desafío para este live action sin dudas era la presentación de los enanos: Gruñón, Feliz, Tímido, Estornudos, Dormilón, Doc y Tontín. Los protagonistas de la canción que una siempre sale tarareando después de escucharla, Heigh-Ho, en lugar de ser interpretados por actores enanos, algo que podría haber parecido una buena idea para el Disney que busca ser diverso (quizás el cupo se les agotó al elegir a una latina norteamericana como protagonista), son criaturas extrañas y algo perturbadoras gracias a otra sobredosis de CGI a la que los actores le han puesto solo voz. Hay que reconocer de todos modos que la película levanta un poco cuando ellos aparecen ya que aportan bastante humor.

Esta Blanca Nieves ya no es, claro, una princesa que se digna a esperar que la rescaten. Disney utiliza la misma fórmula que viene presentando hace varios años en sus reversiones de historias que ya conocemos. Parecen más preocupados por lucir correctos que por entregarse con pasión a un proyecto que después nos llega así: sin alma. Incluso luce demasiado colorida y no aparecen momentos siniestros como en la original (recordemos que Disney también ha traumado a muchos niños y adultos).

El diseño de producción se destaca más en las escenas exteriores del reino que en las del bosque, donde hasta el pasto parece una alfombra, y el vestuario consigue homenajear a la versión animada. Los saltos del montaje no siempre fluyen de la mejor manera. Pero desde lo técnico en general siempre es correcta. No se muestra inspirada.

Blanca Nieves es otra reversión de un clásico que buscan actualizar y modificar para los estándares de corrección política por los que se rigen. En el camino se pierde la emoción y la película resulta apenas tolerable durante sus menos de dos horas de duración que se sienten un poco más largas. Más allá de las polémicas sobre su elección, Zegler consigue cumplir en su rol de princesa al tiempo que Gadot falla como la icónica villana.

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