«Vermines» (La plaga): el poder de la araña

Siempre es bueno entusiasmarse ante una propuesta original de género. No es algo frecuente, ergo, aquí tenemos algo interesante para contarles. «Vermines» (La Plaga), es la ópera prima de Sébastien Vaniček, coescrita por el cineasta francés y Florent Bernard, de  gran éxito en el Festival de Cine de Venecia y Sitges del año pasado. La verdad es que las arañas, en nuestro inconciente colectivo, están relacionadas con el miedo.

Cuando una de ellas camina sobre alguna parte de nuestro cuerpo, hacemos movimientos rápidos e instintivos para sacársela de encima. Nos atemoriza su picadura y desde ya, los citadinos, vemos pocos arácnidos en general, con lo cual ver esta peli nos ayuda a trabajar nuestros temores más oscuros.

Y digo esto porque «Vermines» no tiene las arañas más grandes ni las más malas. Pero tiene de las buenas. Las que garantizan espectáculo. 

Lo primero que debe decirse de esta producción es que la historia es modesta pero efectiva. La trama presenta a un chico de los suburbios (Kaleb, jugado Théo Christine) que vende zapatillas de deporte caras para sobrevivir. Le gustan los animales y cada tanto se interesa por incorporar alguno a su vida (?). Esto sucede porque el chico (es joven, realmente), «adopta» una araña extraña de uno de sus proveedores. Se ve que hay un mercado para esto y la gente está dispuesta a pagar por esto… También (debe decirse), está librando una guerra fría con su hermana Manon (Lisa Nyarko), quien tiene la intención de vender la casa heredada que comparte con su hermano a pesar de sus súplicas para quedársela. 

Así es que cuando Kaleb “adopta” una araña ilegal de uno de sus proveedores de zapatos, llamándola Rihanna (?), la cosa comenzará a espesarse. A ver, en la intro de la peli entendemos que el arácnido en cuestión viene del desierto, es peligroso y… que este muchacho no se da cuenta del peligro que corre.

La cuestión es que accidentalmente, un cliente será picado mal por la araña, gatillando el escenario tan temido. La araña no sólo se cobrará una muerte, sino que se reproducirá cuantiosamente en paredes y cuartos de un edificio de departamento a mansalva en un corto tiempo. Epidemiólogos y fuerzas de seguridad entonces aislarán a los vecinos ante la amenaza desconocida que supone una infección de este tipo.

Las arañas entonces comenzarán su juego y sí, los fans del terror tendrán con que entretenerse durante el metraje. Todo luce ajustado, simple pero efectivo. La cinta está filmada con soltura y los sucesos se aceleran en su exacta medida. 

Lo original aquí es que la peli parte de personajes cercanos, no de científicos ni de laboratorios extravagantes donde hay experimentos riesgosos. No. La idea es otra. La propuesta sostiene una premisa de suspenso adecuada, apoyada por correctos aspectos técnicos (fotografía y sonido, aprobadísimos), necesarios para crear encierro y desconcierto en los protagonistas.

Vaniček es un director ingenioso y sale airoso de una temática que es difícil de resolver sin caer en cliches. Bueno, he aquí un buen ejemplo de que tener presupuestos acotados son sólo desafíos que las nuevas generaciones de cineastas, pueden resolver con talento e ingenio. Recomendada si sos fan del género. ¡Y si no, me atrevo a decir que también!


 

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