
«The Vigil» (El exorcismo del demonio): Enfrentar los miedos

Antes de realizar la nueva versión de Firestarter, basada en la novela de Stephen King, Keith Thomas había escrito y dirigido esta película de terror en el 2019 que hoy nos llega con retraso a la cartelera, más modesta y bastante mejor lograda.
En esta ópera prima de Keith Thomas, Dave Davis interpreta a Yakov Ronen. En esas primeras escenas entendemos que es alguien que está intentando recuperarse de algo y salir adelante y que se alejó de la sinagoga. Cuando un viejo conocido, judío ortodoxo, se le acerca para ofrecerle el curioso trabajo de shomer (es un guardia, en este caso quien acompaña y vigila el cuerpo del judío fallecido durante toda la noche en su casa), él acepta por necesitar el dinero. Es algo urgente, ya que quien iba a hacer el trabajo lo abandonó de manera repentina. «Cuidar un cuerpo te acerca a la comunidad», le dice este conocido que quiere que vuelva a la religión de la cual se escapó.
Yakov se presenta como alguien a quien le cuesta hablar y socializar. Lo que supone que será una noche tranquila, en esa casa oscura junto a un cuerpo rígido y una señora anciana que desvaría, de a poco se le va deformando.
La trama y la premisa de esta película de Keith Thomas es muy sencilla. Tenemos a un personaje roto que lidia con el trauma de algo que le pasó y que siente que podría haber evitado pero cuyo miedo lo paralizó de la manera en que ahora es ese dolor lo que lo mantiene como paralizado en su vida. La aparición de la figura demoníaca va de menos a más, con un terror sugerente y minimalista que permite que una como espectadora se conecte de manera más intimista con el personaje y al mismo tiempo que perciba lo siniestro de un modo genuino, sin sobresaltos efectistas. Como Yakov es un personaje frágil, es entendible que dude de su propia cabeza cuando las cosas se enrarezcan a su alrededor.
Con una banda sonora impactante y un interesante juego entre la luz y la oscuridad, sugiriendo más de lo que se muestra, Thomas consigue plasmar un terror real. Son pocos elementos que se van sumando hasta llegar a la revelación demoníaca, con una puesta en escena modesta y precisa que cumple su función a la perfección. La fotografía de Zach Kuperstein trabaja muy bien a la hora de elegir cuidadosamente lo que se muestra y lo que se oculta. Es así que los climas que construye están bastante alejados de las típicas películas de género, se cocina a fuego lento.
Es que detrás de una noche aterradora al lado de un cuerpo cubierto de una sábana en medio de una opresiva oscuridad, hay una historia dramática. Yakov necesitará superar sus propios miedos si quiere salir adelante, no paralizarse, no correr la mirada; no escapar. Soltar la culpa. Recuperar la fe en sí mismo para poder luego creer en algo más. Entonces la historia que en su forma parecía sencilla en realidad está cargada de connotación.
Quizás su efectista título en cartelera, El exorcismo del demonio, le juegue en contra. La palabra exorcismo está demás y la película apuesta a un terror cargado de suspenso. Pero con pocos elementos, actores, casi una sola locación, Keith Thomas demuestra que se puede contar una buena historia y generar climas ominosos. Además hay muchas películas con historias de demonios pero no tantas que se corran del catolicismo. Acá incluso gran parte de los diálogos están en hebreo.
Un notable manejo de los recursos audiovisuales para generar climas siniestros a lo vieja escuela, un guion simple y redondo que quizás en su último tercio se resuelve un poco rápido, buenos personajes y una actuación en el centro que consigue plasmar toda la crisis de su protagonista hacen de The Vigil una película de terror muy lograda. Aunque con la remake de Firestarter no haya corrido con el mismo éxito, se nota que hay un director con mucho potencial.
Menos es más.