«The shift» (El gran cambio): la odisea de un hombre simple

Al parecer, la maquinaria de Angel Studios van tomando temperatura. El estudio responsable del éxito de «The Chosen» y «Sound of freedom» (anoten esta última, recaudó nada menos que 243 millones de dólares en todo el mundo!), vuelve a la carga con lo que está intentando hacer en este último tiempo: promover películas centradas directa o indirectamente con lo espiritual y religioso, dentro de un envase cercano a la industria.

Esto es bastante controversial desde la perspectiva del público corriente. Las cintas de Angel Studio se ven muy parecidas, desde lo técnico, con lo que los grandes estudios producen, pero sus guiones, son definitivamente distintos. Digo todo esto, porque si analizamos esta cuestión desde la butaca del espectador frío, que no analiza contextos, puede verse como un cine demasiado explicado y «blanco». Quizás, hasta antinatural, por así decirlo. Y transita tangencialmente a veces (y otras no), por los caminos de la fe cristiana.

En lo personal, creo que la productora irá mejorando esa relación con los espectadores a través del tiempo. De hecho, lo logró con «Sound of freedom» y probablemente lo logre en tiempos por venir. Hoy, ese tema es un impedimento para que sus títulos sean más atractivos para la media que concurre al cine.

Ahora bien, «The Shift» también tiene otro desafío en su construcción. Esta vez, los cristianos intentarán no hablar de la historia ni del presente, sino de un posible futuro distópico. Línea que les costará críticas, dado que para explorar esa temporalidad, más que buenas ideas serán necesarias y se complicará más cuanto planteen una construcción de un «multiverso», difícil de pilotear desde un discurso puramente espiritual…

La trama inicia cuando un sujeto exitoso, Kevin Garner, un hombre común en crisis porque ha pedido un hijo y eso lo desgarra por dentro. Esa pérdida afecta también a su matrimonio y lo pone contra las cuerdas. Volviendo a su casa después de ser despedido, sufre un accidente automovilístico que lo lleva a encontrarse con una misteriosa figura conocida como «El Benefactor» (Neal McDonough, capo). Este misterioso sujeto, claramente, tiene un plan para seducirlo y transformarlo en uno de sus hombres, dentro de un esquema que promueve el control y el displacer como fuentes primarias y para decirlo sin eufemismos, no representa nada bueno, más bien, todo lo contrario… 

A partir de este encuentro, Kevin logrará escapar aferrandose a su fe, pero eso le valdrá un destierro en un nuevo universo, en el cual sufrirá enfermedades, hambre y soledad. Él buscará la manera de volver a «su mundo», tratando de obtener una pulsera que realiza viajes entre distintos planos.  Kevin entonces deberá luchar no solo por su supervivencia, sino también por comprender la naturaleza de la realidad y su propio lugar en ella. Su objetivo principal será recuperar a su esposa, Molly (Elizabeth Tabish), la original, dado que el villano de la historia la ha replicado en distintos mundo y a Kevin la única que le importa es la que él ama y perdió…

«The Shift» se destaca por su ambición. La película evoca, lejanamente, a «The Matrix» pero también a las sagas de héroes lideradas por Doctor Strange. El guión explora temas como el libre albedrío, la fe y el significado de la vida de una manera que resulta a la vez intrigante y reflexiva. A medida que Kevin navega por las diferentes realidades, se ve obligado a cuestionar todo lo que sabe sobre sí mismo y el mundo que lo rodea. 

En cierta manera, el guión evoca la figura de Job para los cristianos (libro central del antiguo testamento), por lo cual ese público encontrará una línea más concreta para desentrañar el ovillo que propone Brock Heasley, director novel que debuta con una expansión del corto que llamó la atención de los estudios (pueden encontrarlo en la red). Es una inspiración genérica, debo decir, y no lineal de la Palabra en la Biblia. 

Considero entonces que si miramos al film desde su costado narrativo puro, tiene algunas dificultades (mezcla demasiados eventos de naturaleza diferente en corto tiempo) aunque su mayor fortaleza es el villano de la película: aquello que no funciona él lo reafirma con su charme y cinismo puesto a la orden del día. 

El protagonista (Kristoffer Polaha) no es el faro esperado y los secundarios, cumplen, aunque no descollan ni suman calidad. Más allá de eso, celebro que Angel Studios se anime a más proyectos y que potenciales espectadores que no concurren habitualmente a salas, se sientan tentados de entrar a los cines porque quienes cuentan historias, son esta vez cercanos a la audiencia que busca otro tipo de producto. Y me atrevo a decir que eso, no es poca cosa!

 nada

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