«The Holdovers» (Los que se quedan): Conocer el pasado para entender el presente

El regreso de Alexander Payne tras Downsizing en 2017, es una historia sencilla y amorosa, agridulce también, sobre uno de esos recesos que se convierten en mucho más que momentos mirando las horas pasar esperando que se terminen. Escrita por David Hemingson, la película obtuvo cinco nominaciones para la próxima entrega de los Premios Oscar.

Nueva Inglaterra, a principios de los 70. Angus (Dominic Sessa) pensó que iba a pasar las fiestas y sus vacaciones en un centro de esquí junto a su madre. Pero a último momento ella le cancela y cambia sus planes, dejándolo a él varado junto a unos pocos estudiantes en el internado. El profesor a cargo de quedarse es Paul Hunham (Paul Giamatti), un hombre inteligente pero bastante solitario, malhumorado, apasionado pero también con una vida que parece haberse resignado a grandes cosas. Por cuestiones inesperadas, los pocos estudiantes que quedaban consiguen irse, siendo Angus el único estancado, abandonado en esa institución enorme y solitaria. La tercera compañía es la cocinera Mary Lamb (Da’Vine Joy Randolph), una mujer atenta que carga consigo un gran dolor.

Los que se quedan es una comedia dramática, por momentos con buen uso del humor y durante otros con fuertes puntos dramáticos que nunca caen el golpe bajo. El tono intimista y las interpretaciones de este peculiar trío le aportan mucha frescura y autenticidad. Hay un equilibrio muy preciso.

Más allá de una trama que suena trillada, Payne realiza una película simple, efectiva, sin acudir a grandilocuencias. Al contrario, es en esa sencillez y humildad donde los personajes crecen y se perciben tan humanos, tan reales. En el rebelde que esconde una relación problemática con su padre y el miedo que el futuro le genera. En el profesor que en lugar de viajar como siempre soñó, depositó su pasión en el conocimiento histórico. En la mujer que día a día trabaja con una sonrisa y amor pero también con un corazón roto.

«No hay nada nuevo en la experiencia humana. Cada generación cree que inventó la depravación, el sufrimiento o la rebeldía, pero cada impulso del hombre y el apetito desde lo desagradable a lo sublime está ahí. Así que antes de descartar algo por aburrido o irrelevante, recordá: si realmente querés entender tu presente, debés comenzar por tu pasado. Mirá, la historia no es el simple estudio del pasado. Es una explicación del presente». Y en estas Navidades distintas al resto es que cada uno de estos tres queribles personajes lograrán entender por fin un poco mejor el lugar en el que se encuentran parados.

De manera precisa se van exponiendo aspectos del contexto temporal y social en el que se encuentran, porque eso también termina de hacer a los personajes. Las desigualdades del sistema (el protagonista pertenece a lo que llamarían «una familia de bien», alguien con muchas cuestiones de la vida ya solucionadas) y los ecos de la guerra de Vietnam. Cosas que le agregan capas a la trama.

Entre el humor y la emoción, la película está llena de escenas que con pocos detalles narran mucho. Porque cada persona es un mundo y estamos cada uno cargados de historias que nos han convertido en lo que somos pero también en lo que podemos ser. Con un guion inteligente y un tono a veces melancólico y nostálgico, Los que se quedan le escapa a los efectismos de los clichés, golpes bajos, al empalago, y se convierte sin dudas una de esas películas que se quedan con una. Y la que quizás haga la justicia de reconocer en la próxima entrega a los Oscars a uno de los actores más talentosos que tiene la industria desde hace varios años, Paul Giamatti.

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