«Harry Potter and the Deathly Hallows 2»: La despedida de una GRAN franquicia
Parece mentira como ha pasado el tiempo. Desde aquel inicio lejano con «Harry Potter and the Philosophal Stone», en 2001, dirigido por Chris Colombus hasta aquí ha transcurrido mucho tiempo…. Una saga inspirada en la obra literaria para jóvenes más importante de los últimos tiempos adaptada al cine, siete libros que transformaron a una escritora aficionada en la supermillonaria que hoy es J.K.Rowling. Millones de dólares por merchandising y venta de libros y tickets. Ríos de tinta sobre las implicancias emotivas de la franquicia que aún se debaten en su octava entrega. Un universo propio a su medida que llega a su fin.
Los primeros libros de Harry Potter eran simples, originales…pero no mucho más. Fueron best sellers y la autora fue haciendo un espiral de ascenso muy pronunciado en su manera de narrar que hizo que los últimos ejemplares de su trabajo haya que ir a buscarlos en carretilla a la librería. Eran casi, la Enciclopedia Británica por su peso. Bueno, eso mismo siento que sucedió con las versiones cinematográficas de su trabajo. La octología empezó con un director famoso por sus credenciales en el mundo infantil y de aventuras y de a poco fue probando cineastas hasta dar con quien tendría encargado el cierre de la historia: el británico David Yates. Desde 2007 viene dirigiendo el universo Potter y de él podemos decir que tiene lo mejor de la escuela inglesa, es metódico, sutilmente irónico y con un gran sentido estético para encuadrar la imagen. Sabe conducir actores jóvenes y lidiar con los veteranos consagrados y eso, a esta altura, no tiene precio. No se puede pagar con Mastercard.
Es difícil escribir sobre gente de la que se ha dicho mucho. Creo que lo más noble que tiene Harry Potter es que, si bien es fiel representante del cine pochoclero y siempre se estrena con un apoyo publicitario que asusta, sus tres últimas cintas son buenas películas de aventuras y aunque no hayas sido seguidor de la obra literaria, son grandes exponentes de ese género. Sin dudas.
Lo cierto es que cuando uno repasa el cast que transita por estos últimos capitulos, es imposible no entender el porqué de la calidad de estos productos. Ralph Fiennes, Alan Rickman, Michael Gambon, John Hurt y Elena Bonham Carter… Son la selección inglesa. Les falta David Beckham nada más. Estos actores le dan un relieve a la cinta que claramente la hace destacar desde el aspecto compositivo y propician una atmósfera ideal para el lucimiento de los jóvenes-estrella que se volvieron famosos gracias a la franquicia: Daniel Radcliffe, Emma Watson y Rupert Grint.
Los tres han transitado gran parte de su vida juntos, unidos desde chicos por la productora que los eligió y cuidó para que le pusieran carnadura real a esos personajes que Rowling construyó con tanta dedicación. Ellos han crecido como actores y como su público los ha visto desde pequeños, tienen el don de poder conectar rápidamente con ellos, de manera que esa confianza que hay depositada de antemano les permite sentirse cómodos y sacar lo mejor de su interior para emocionarnos desde cada personaje que construyen. En «Harry Potter and the Deathly Hallows 2», veremos su homenaje de cierre hacia una saga que les permitió ser quienes son, están entregados a sus roles y serán disparadores en la platea de una amplia variedad de emociones a lo largo de los 130 minutos que dura este capítulo final.
En esta segunda parte de la séptima entrega, Lord Voldemort (Fiennes) ha llegado a dominar el poder oscuro. Todo el universo que conocíamos se va derrumbando a su paso. El señor de las tinieblas viene por todo. Ya no hay nada que lo detenga. Las débiles fuerzas del bien resultan escasas ante el devastador nivel que ha alcanzado su magia. Sabemos que sólo Harry (Radcliffe) y sus amigos Hermoine y Ron (Watson y Grint) pueden detenerlo. Ellos necesitan conseguir la espada de Griffindor para poder destruir los Horrocruxes que protegen al Innombrable de su desaparición pero …El ejército enemigo (con Bellatrix a la cabeza) no les hará las cosas fáciles. Para encontrar la manera de terminar con Voldemort se necesitarán sacrificios extremos y estar dispuesto a todo. Será una auténtica guerra, de principio a fin.
Dentro de ese clima bélico permanente que presenta este climax de dos horas, Yates subraya con acierto las emociones en cada rostro de sus personajes. Se permite algo de humor para distender y orquesta el final confiado en sus mejores armas: la emoción ganó al público y se siente que la platea está de pie esperando la batalla final, este cierre es algo que nadie quiere perderse. Y si bien lo digital es a veces nos desborda con su despliegue incesante, aporta mucho para la espectacularidad de esta octava entrega: el mix funciona y está a la altura de las expectativas. No es una obra maestra, no hay que perder de vista eso nunca, pero es un producto que si bien se presenta comercial y masivo, intenta ofrecer una historia bien contada con un grupo de intérpretes en el registro adecuado. Que no es poco.
Podría contarles mucho más de «Harry Potter and the Deathly Hallows 2» (de hecho, algo haré pero en nuestro perfil público en Facebook, visitenlo en los próximos días), pero creo que si les gusta el cine, ya saben donde está el espectáculo este fin de semana. Más de ochenta mil entradas anticipadas vendidas en una sola de las grandes cadenas hace pensar que Harry Potter se acercará al medio millón de espectadores en cuatro días. El número algo indica. Por lo pronto, puedo decirles que no defrauda y si no leyeron los libros, pueden ir desprendidos a sorprenderse en este fastuoso cierre, no saldrán defraudados.