«Karusell» (Horrorland): Un juego de terror

El slasher es un subgénero que siempre está queriendo recuperar la magia que tuvo durante los 80s. Algunos realizadores lo continúan explorando en afán de homenajear, algunos de renovarlo con algunas vueltas más modernas y otros tantos copian fórmulas de manual. Horrorland es una película curiosa principalmente porque viene de Suecia, un país que no se asocia demasiado al género del terror. Está dirigida por Simon Sandquist y escrita entre Mårten Gisby, Filip Hammarström y Henry Stenberg.

La trama es bastante genérica y, por lo tanto, predecible. Durante la noche de Halloween una adolescente murió en una fiesta, aparentemente después de drogarse y caerse. Un año después, ese grupo de amigos que estuvo presente aquella noche fatídica se reúne para una exclusiva fiesta a la que fueron invitados. El escenario es más que atractivo: un parque de diversiones que esa noche cierra solo para ellos. La única trabajadora será Petra, la mejor amiga de la fallecida, hoy fuera de ese grupo de amigos, quien solo tiene la tarea de guiarlos. Sin embargo, el horror no tarda en aparecer y un asesino enmascarado amenaza con terminar con ellos.

Si bien la película está bien filmada, aunque quizás a veces demasiado oscura o con un uso del fuera de campo poco convincente, el terror no se presenta de ningún modo original. Se trata de una seguidilla de clichés del género con unas actuaciones algo pobres. Hay alguna que otra muerte un poco satisfactoria pero en general la película no consigue nada de aquello que hizo brillar al slasher en su época dorada (y que hoy lo ha conseguido bajo el mando de directores que conocían el género y se divertían con él, como Eli Roth en su última película o Adam Wingard en su mejor momento con You’re next, por mencionar solo un par de ejemplos).

Horrorland no tiene grandes pretensiones y por eso quizás se limita a lo genérico. Le juega a favor un escenario maravilloso para la imaginería de terror como lo es el parque de diversiones. A los juegos con sus luces y sonidos se le suman máscaras y muñecos de aspecto terroríficos. Podría haber un asesino memorable con esas imágenes pero el director se limita a filmar bien y no consigue que transmitan la presencia aterradora que necesita para crear pesadillas o al menos personajes con carisma.

Es que la película tampoco aprovecha la galería de personajes jóvenes, los cuales apenas se desarrollan en fin de la trama. Así, se desenvuelve sin muchas sorpresas más que alguna muerte atractiva.

Como si el terror no fuese el mejor género para explorar miedos y traumas, Horrorland apenas se limita a copiar fórmulas y lo hace sin entusiasmo. El resultado es una película olvidable, apenas entretenida.

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