«The Retirement Plan» (Plan de Retiro): mi abuelo es un asesino

Cuenta la leyenda que Nicholas Cage era un enorme actor. Se consagró con un puñado de títulos a fines de los 80′ y mediados de los 90′ («Hechizo de luna»; «Adiós a Las Vegas», en principio) y a partir de su máximo punto de ascenso («Corazón salvaje»?, «Birdy»?) entró en una pendiente creativa que rara vez se ha interrumpido desde ese momento…

Cage es un actor que lo tiene todo. O lo tenía. Sus capacidades de interpretación son sobresalientes, pero viene eligiendo guiones chiquitos (en todo sentido) y en pocas ocasiones logró productos descollantes. Algunos de sus films entretienen, otros no. En particular, «Plan de Retiro» es una comedia de acción, con más acción que comedia.

La historia es bastante sencilla y modesta. Arranca en Miami, con un asalto que no termina bien. Jimmy (Jordan Johnson-Hinds) y su mujer, Ashley (Ashley Greene) poseen una memoria USB que contiene material muy sensible que el criminal Donnie (Jackie Earle Haley) ha prometido llevarle a Héctor (Grace Byrne), capo mafioso de primera línea. En la desesperación para salvar ese archivo Ashley coloca el dispositivo en la mochila de su hijita (Sarah, Thalia Campbell) y la envía de emergencia en avión a las Islas Caimán a buscar a… su abuelo…. un hombre particular, hosco, raro… bah, ya se imaginarán por el afiche y trailer, de quien estamos hablando… 

El viejo Matt (Cage), recibirá entonces en su islita, a su hija y a su nieta (los mafiosos las llevan para asegurarse recuperar el pendrive) junto a un grupete de muchachos densos, con quienes rápidamente entrará en conflicto. Sí, Matt y Ashley no se ven hace tiempo y lo cierto es que este vínculo podría interesar para la trama, pero queda de lado, descolorido frente a las escenas de acción que dominan la escena.

Hay un conjunto de secundarios de renombre (Ron Pearlman, Ronnie James Hughes, etc) que intenta hacernos pasar un buen momento, pero su aporte es mínimo. Tampoco hay altura conflictiva en el hecho de que Matt es un alcohólico que vuelve a ponerse en movimiento y Tim Brown, el canadiense que dirige la cinta, puso el foco en armar encuentros físicos cortos e intensos y apoyarse en el carisma de su protagonista. Cage luce simpático, descontracturado y sin tomarse nada demasiado en serio.

En líneas generales, está un poco por encima de la media de los trabajos que viene haciendo el legendario actor, y sigue dentro de lo que hace habitualmente. Nada original (bueno, quizás «Dream Scenario» pueda ser la excepción), nada demasiado bueno, nada demasiado aburrido.

Seguiremos esperando un trabajo a la altura del actor que fue, y que sabemos sigue intacto aún debajo de proyectos que no están a su nivel. No perdamos la esperanza.