
«The Brutalist»: el áspero sueño americano de la posguerra en clave pseudo-biográfica
By Rodrigo Chavero 8 meses ago«The Brutalist», la gran sensación de Venecia el año pasado, ya está fuertemente instalada en la carrera por los premios de la Academia. Con diez nominaciones, es una gran candidata a alzar varias estatuillas en un mes y lo curioso es que durante 2024, dos películas importantes (“Megalópolis” y ésta) tengan como protagonistas a arquitectos torturados y visionarios. Lo que también es importante destacar es que a pesar de que esta cinta parezca, una biopic de un personaje real, no hay aquí una historia de vida concreta detrás de la obra.
“Brutalista” es un término que describe a un tipo de construcción desprovista de lujos y materiales caros. Es una definición arquitectónica que corresponde a una corriente que se caracteriza por el uso de hormigón armado, formas geométricas y la priorización de la funcionalidad. El nombre proviene del término francés béton brut, que significa «hormigón crudo». Sabemos que esta corriente se originó en la década de 1950 y se popularizó en el mundo de la posguerra.
Es importante partir de esta definición porque si bien el personaje principal pareciera ser un cultor de esta propuesta, lo cierto es que el título conecta con el dolor y la “brutalidad” del trato que László Tóth (Adrien Brody), arquitecto judío húngaro y centro gravitacional de la propuesta, experimenta al intentar insertarse en el sueño americano siendo un inmigrante. Él llega a América a buscar nuevos horizontes luego del horror vivido en Europa durante el nazismo, pero se encuentra con un país áspero y lacerante a sus creencias y modos de vida.
Esa conexión con el dolor físico y mental, domina la escena. No sólo es la faceta creativa y luminosa de László, sino como el ver el impacto de lo vivido, condiciona sus posibilidades y el relato trabaja bajo esta premisa.
La película, dirigida por Brady Corbet, muestra a las claras que es un producto pensado y artesanal (7 años demoró su producción). Veremos aquí, a través de varias décadas, los desafíos y las luchas internas de László mientras intenta construir su carrera y encontrar su lugar en una sociedad que promete oportunidades, pero que también perpetúa profundas desigualdades. Este arquitecto llega a Filadelfia pobre y destruído físicamente e intenta con humildad, trabajar y vivir dignamente, cosa que no se resuelve rápidamente, a pesar de su reconocida capacidad profesional.
Trabajando con su primo, llegará a la casa de un magnate a quien le remodelará una biblioteca, lo cual descubrirá al mundo que es un arquitecto original y único, puerta de apertura para el trabajo y la recuperación de su esposa, Erzsébet (Felicity Jones), quien sigue con su sobrina en Europa y necesita un visado especial para ser recibida en los Estados Unidos. Quien le abrirá posibilidades para dejar su vida miserable, es el empresario Harrison Lee Van Buren, jugado por Guy Pearce (estupenda composición de un gran regreso), quien es un sujeto desagradable (a pesar de ser educado, como corresponde), quien más que soluciones a la vida del protagonista, sumará conflicto y disputa, como muestra de una sociedad que tiene poca cultura pero mucho dinero y con él puede arrogarse la razón en cualquier disputa en cualquier terreno.
Es así que el millonario queda fascinado con su nuevo descubrimiento y decide iniciar una enorme construcción integrada, en un terreno de su propiedad. Costosa, desde ya. Es entonces donde la historia se instala en su casa, durante muchos años y en los ámbitos de construcción de dichos edificios, por casi una década.
Luego, veremos como el proyecto se complica y se retoma para culminar en un cierre duro, abrumador y en cierta manera, enigmático, del que es preferible no anticipar al espectador.
Me quedo pensando en mi confusión inicial sobre la película. Es notable que László Tóth sea un personaje ficticio, una amalgama de influencias de arquitectos reales como Marcel Breuer, Louis Kahn y Paul Rudolph, ya que el público puede experimentar que observa una historia de vida real. Ese es un gran acierto del director y guionista, Brady Corbet, quien explora con libertad las complejidades de la posguerra y la pasión por el brutalismo, un movimiento arquitectónico que buscaba rehacer el mundo desde la innovación y la honestidad de los materiales.
Adrien Brody ofrece una interpretación increíble como László Tóth, capturando la vulnerabilidad y determinación de un hombre marcado por el trauma pero impulsado por una visión artística inquebrantable. Felicity Jones interpreta a Erzsébet, su mujer, aportando la personalidad necesaria para compensar la locura y la fragilidad de su marido. Guy Pearce, es encantadoramente perverso y cruel y muestra que muchos mecenas tienen facetas que confrontan y desafían a los artistas que trabajan con ellos.
La película supera las 3 horas y tienen un intervalo de 15 minutos, pero su visionado no se resiente por su duración, ya que es una experiencia absorbente acompañar esta historia.
Desde el principio, creo que «The Brutalist» establece una visión oscura y distorsionada del sueño americano. Corbet retrata con precisión el calvario de la inmigración en ese tiempo y presenta cómo este anehlo de realización, se alimenta de ideologías extremas y fascismos europeos. La película critica una sociedad desigual, donde el racismo y la minimización de las mujeres son evidentes y resultan incómodas para el espectador, lo cual es otro acierto del cineasta. Considero que denuncia la discriminación racial, la desigualdad económica y la histeria anticomunista que marcaron esa época y cabe preguntarnos si estos temas nos apelan en nuestro presente como sociedad global. Anticipo que probablemente, si.
«The Brutalist», puede decirse, es una película que no deja indiferente. Es una experiencia cinematográfica que invita a la reflexión y que se disfruta, a pesar de su crudeza. Es un drama sólido de principio a fin.
About The Author
Rodrigo Chavero
Periodista, docente y redactor de contenidos. Amo el cine y no hay mejor plan que ver películas.
Coordino Espectador Web desde 2011 y en mis redes hay mucho material de cine, teatro y espectáculos en #CABA.