«The Lion King» (El Rey León) (review 2): la vigencia de una trama clásica

Disney tuvo un periodo donde necesitó redefinir su imagen luego de los años ochenta, en donde no había encontrado el rumbo correcto para los productos de su factoría y no hacía pie con ninguna de sus películas ( donde bordearon el fracaso: “El caldero mágico” “El zorro y el sabueso” “Basil, el ratón detective” y “Oliver y su pandilla”).

Con “La Sirenita” en 1989 y “La Bella y la Bestia” en 1992, la empresa con orejas de ratón, vuelve a encontrar productos exitosos en la taquilla, amados por el público, los que han logrado, inclusive, múltiples nominaciones al Oscar y un reconocimiento de la crítica internacional. Es en ese contexto donde en 1994 aparece otro de sus tanques completamente imbatibles que ha generado una franquicia absolutamente exitosa aún hoy en día, un cuarto de siglo después.

Se trata de “EL REY LEON”, la película de Rob Minkoff y Roger Allers, con las inolvidables canciones de Elton John y Tim Rice.

Una fórmula que no solamente ha tenido un enorme suceso en su versión cinematográfica animada sino que se ha convertido en uno de los musicales más exitosos de la historia de Broadway y que ahora, con este proyecto de transformar los grandes clásicos de Disney en películas live action, llega a las carteleras en una nueva versión.

Esta relectura del clásico, cuenta con la dirección de Jon Favreau responsable de “Ironman” “Ironman 2” y que no casualmente también ha sido el director de la versión live action para Disney de “El libro de la selva”.

Asi como Favreau repite (casi) cuadro a cuadro la animación del clásico de Kipling y logra darle a Mowgli ese perfil humano interactuando con las criaturas de la selva que hacía que una nueva puesta ganase interés al lograr humanizar a sus personajes animados, en esta versión de “EL REY LEON” no hay posibilidad de dar carnadura a ninguno de los personajes dado que es una película que no tiene ningún humano en su “casting”.

Es por eso que lo que para “El libro de la selva” había sido un desafío encontrar a un Mowgli de carne y hueso que pudiese respetar el espíritu de la versión animada, -situación que se replicó con “Cenicienta” y “La bella y la bestia” entre otras historias- aquí se resuelve por efectos de la tecnología y la animación computarizada.

Es decir, es una versión live action demasiado entre comillas porque no deja de ser otra película de animación aunque de diferente perfil, aunque con este producto se puede demostrar el alto nivel de técnica que se puede volcar en un producto de esta naturales con asombrosos resultados en la perfecta animación en cada uno de los personajes.

Una de las últimas versiones de la compañía, el “Dumbo” de Tim Burton, tomaba riesgos y modificaba demasiado la historia, con resultados dispares y un dejo de decepción cuando nos encontramos con que se alteraba fuertemente el fondo del relato y se presentaba la historia como una remake que finalmente no lo era.

Aquí, en “EL REY LEON”, bajo los ojos de Favreau, se respeta fielmente (como se ha hecho también “La bella y la bestia” y la reciente “Aladdin”) al filme animado en el que se basa, alterando apenas algunos pequeños detalles, casi imperceptibles respeto de su original. Obviamente Disney no da puntada sin hilo y para estar en carrera en las nominaciones de los Oscars incluye una nueva canción: “Spirit”, con la perfección del ritmo, la fuerza y el caudal vocal de Beyoncé.

Para los amantes a ultranza de la versión animada, se extrañan (y mucho) las voces de Whoopi Golberg como la reina de las hienas (por suerte hay una canción con su manada que fue “recortada”), Matthew Broderick, o Moira Kelly pero las que parecen irremplazables son las de Nathan Lane como Timón y por sobre todo la del inolvidable Jeremy Irons como Scar, uno de los villanos más odiados de la factoría Disney.

Pero el ajustado respeto casi cuadro a cuadro con la versión animada, hace que se siga respirando ese aire de tragedia shakespeareana con la que “EL REY LEON” ha sido comparado con un “Hamlet” dentro del reino animal.

La historia de traición familiar por la herencia de un trono disputado y la crueldad para asumir posiciones de poder, sigue vigente en esta versión en la que, hoy, 25 años después, vemos la historia con otros ojos en donde ese omnipresencia del padre que acompañará a su hijo para siempre, aún desde la ausencia física, cobrará otro sentido.

Lo que demuestra el filme de Favreau, aún sin tomar ningún tipo de riesgos y siendo fiel a los cánones de la compañía, es que “EL REY LEON” sigue siendo una historia profundamente conmovedora y que ese círculo de la vida que describe en esa perfecta elipsis de principio a fin, tiene una nueva relectura a medida que nos van pasando los años y podemos percibir su historia de otra manera.

Aun con algunos arreglos musicales que pueden hacerlas sonar un poco extrañas para nuestros oídos “Hakuna Matata” sigue siendo un hit demoledor y tan disfrutable como “Can you feel the love tonight – Esta noche es para amar” y es así como ahora, más crecidos, encontramos que hemos construido parte del camino que Mufasa construye en el filme, para permanecer inalterables en la memoria de su/nuestros hijo/s o de nuestros seres queridos.

Como en esas enseñanzas de vida marcadas a fuego, es impactante sentir como ese golpe del inicio y el cierre con la placa y la estampida del logo de “EL REY LEON” sigue conmoviendo y habla de su plena vigencia y de la emoción a la que nos remite y que podremos compartir con nuevas generaciones.

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