«The Hunt» (La Cacería): la mirada de los otros

Thomas Vinterberg fue uno de los fundadores del Dogma 95 junto a Lars Von Trier. Y el cine de los dos daneses tiene muchos puntos en común, aunque ya hayan abandonado casi todas esas reglas. En esta película, protagonizada por el gran Mads Mikkelsen (actualmente se lo puede ver por AXN en la serie «Hannibal» interpretando ni más ni menos que al Dr. Lecter), Vinterberg se acerca bastante al Von Trier de «Bailarina en la oscuridad».

Pero, así como lo hizo Von Trier con Björk, Vinterberg castiga al personaje. Lo castiga la vida, mejor dicho. De repente un comentario inocente de una niña que es vecina suya, una niña a la cual él le dio afecto al ver que sus padres no se preocupaban lo suficiente de ella, una niña confundida, cambia la vida de Lucas para siempre. Y lo que hace el director es ponerlo a prueba. La vida de Lucas cambia por completo. De repente el mundo se le vuelve en su contra.

Y él no hace nada, nadie lo escucha, y él acepta las bofetadas de la vida. Vinterberg lo pone a prueba esperando que en algún momento estalle. Y también pone a prueba al espectador. Cuánto podemos soportar, ser testigos de lo que le está pasando a Lucas por un comentario sin intención de maldad. «The Hunt» es un impactante drama social que uno no se puede quitar de la cabeza después de verla, que invita a reflexionar, que atrae pero a la vez indigna. Una crítica hacia nosotros como sociedad.

Es sublime el trabajo del director en esta película. Con un guión redondo, impecables imágenes, una tensión que va en aumento, así como nuestro interés, y unas interpretaciones bestiales, «The Hunt» es una película sólida que deja un sabor amargo por lo que te transmite con ese final: la caza nunca termina, nada nunca va a poder volver a ser igual, a estar como antes.

Con un guión redondo, impecables imágenes, una tensión que va en aumento e interpretaciones bestiales, «The Hunt» es una película sólida que deja deja un sabor amargo por lo que te transmite con ese final: la caza nunca termina, nada nunca va a poder volver a ser igual, a estar como antes. Ni dentro, ni fuera de la pantalla.

 
Anexo  de crítica por Roque Anzalas
 
Quince minutos es apenas el tiempo que se toma «La Cacería» para presentarnos el conflicto a desarrollarse en lo que queda de las dos horas que dura el film y puede decirse que ese corto lapso es el único momento de paz y tranquilidad que vamos a tener, ya que lo que sigue es una de las experiencias más incómodas, inquietantes y brutales que nos ha deparado el cine en mucho tiempo.
Y si alguien sabe como incomodar, ese es Thomas Vinterberg, este director danés que creara junto a su compatriota Lars Von Trier aquel (hoy esaparecido) movimiento que fué el Dogma 95 y que con «La Celebración» ya nos había entregado una obra tan fuerte, como la que hoy llega a los cines.
No es la primera vez que vemos en pantalla una historia en donde una mentira cambia por completo el curso de una o más vidas, (recuerdan «Expiación…», de Joe Wright?), sin embargo La Cacería, lejos de contarnos una historia de amor con bellos paisajes y colores, nos trae un tema tan actual, como controversial, el abuso de menores.
Noviembre. Lucas, de unos cuarenta años está divorciado y mientras lucha por la tenencia de su hijo adolescente, consigue trabajo en una guardería. Le gustan los niños, juega y se divierte jugando con ellos, los cuida, y si a alguno de ellos sus padres se olvidan de pasar a recogerlo, el no tiene problemas en llevarlo a su casa. Como ocurre con Klara, la hija de su mejor amigo y quien será la que haga estallar esa bomba que acabará con la tranquilidad de este pequeño pueblo.
Tras una desilusión y con cierta mezcla de rencor y culpabilidad, Klara de apenas 5 o 6 años (su edad no se menciona) recurre a Grethe, quien esta a cargo del establecimiento y le da a entender con su corta manera de expresarse que Lucas abusó sexualmente de ella.
Como primer medida, Grethe hasta no tener pruebas, solo aparta a Lucas de su labor, para luego informar a los padres de los menores y finalmente a las autoridades. Diciembre. La vida de Lucas ya está completamente arruinada, quienes fueron sus amigos hoy le dan la espalda, ya ni siquiera puede comprar en los negocios del pueblo donde solía hacerlo y hasta se le prohíbe ver a su hijo.
Es humillado, maltratado física y mentalmente por quienes dan por sentado que una duda puede más que una certeza. Y es ahí donde la mano maestra de Vinterberg más acierta.
Cuando más seguros estamos de esa certeza, se las ingenia para hacer brotar en nosotros la duda. Y si Lucas es en verdad culpable? A esta altura poco importa, si una sociedad con la que compartió toda su vida, ya lo condenó.
Mads Mikkelsen (a quien podemos ver en cable como el doctor Lecter en la serie Hannibal), logra una actuación realmente brillante, merecedora de los mejores aplausos, su composición de Lucas es tan auténtica que lo hace un digno y merecido ganador en Cannes 2012.
Y está Anikka Wedderkopp, esa pequeña y enorme actriz que brilla en cada escena que aparece, con esos gestos, miradas y tic nerviosos que solo una gran intérprete puede plasmar en pantalla.
Tal vez el final no sea el mejor que se pueda esperar y eso es lo único que se le puede reprochar a Thomas Vinterberg. Pero sin dudas estamos ante un gran film que merece ser visto para debatir y reflexionar, por más que en frente se estrene un tanque con veinte veces mas pantallas que éste.

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