«Permitidos»:pase libre

Uno de los estrenos del cine argentino del año es sin dudas la última película del realizador Ariel Winograd. El director de “Cara de queso”, “Mi primera boda”, “Vino para robar” y “Sin Hijos” vuelve a poner a Martin Piroyanski (quien actuó de todos modos en cada una de sus películas) como protagonista de esta nueva comedia y lo sitúa junto a Lali Espósito, algo así como la sensación pop del momento en nuestro país (supongo, la persona que escribe vive un poco en una burbuja pero recuerda que vio los últimos minutos de su show como telonera de Katy Perry).

La trama, tal como su título lo indica, gira en torno a los famosos “permitidos” de los cuales una pareja habla. Es fácil imaginar que uno perdonaría y entendería a su pareja si se levantara a Angelina Jolie o a Brad Pitt, lo que pone en cuestión la película de Winograd es, ¿y si pasa de verdad? ¿Se puede perdonar esa infidelidad?

Mateo (Piroyanski) es un chico común y corriente que está de novio desde hace añares con Camila (Espósito) y ahora están yéndose a vivir juntos. Mientras su pareja de amigos deciden ir rápidamente de una separación a una reconciliación con futuro casamiento, ellos van a su tiempo, disfrutando principalmente de esa relación tan linda que con el tiempo supieron construir.

Pero después de ir a ver una película con Zoe del Río, interpretada por Liz Solari, la actriz favorita y amor imposible de Mateo, en la mesa conversando con estos amigos, el personaje que interpreta Anita Pauls menciona inocentemente el tema de los “permitidos”. ¿Quién puede preocuparse por eso? Mateo nunca se va a levantar a una mina como Zoe del Río, y si Camila pudiera elegir optaría por Joaquín Campos, Benjamín Vicuña, un actor del momento que parece estar en boca de todos, por cosas tan buenas como, no malas, más bien raras (como si fuera el Troy McClure del capítulo en que se casa con Selma en los Simpsons). La conversación parece quedar ahí, en una anécdota más.

Y entonces sucede algo que deja en evidencia que la suerte de Mateo está por cambiar. Conoce a Zoe del Río de una manera extraña, impensada y que deja a Zoe con las impresiones equivocadas, siendo éstas mucho más favorecedoras para él. Y si bien él decide tomarse a pecho las palabras de su novia sobre los permitidos, esconde que la conoció y luego que la invita a un rodaje o a un almuerzo. La fantasía se convierte en realidad.

Este es el primero de una seguidilla de enredos que derivan en una Camila desatada pero con la cual las jóvenes se identifican rápidamente, que se hace famosa en las redes y luego en la televisión, y un Mateo que pasa a ser considerado un ganador al verlo públicamente con el minón que es Zoe del Río.

Winograd demuestra una vez más que conoce la comedia y sus subgéneros y acá despliega una comedia de enredos donde, hay que decirlo, destacan los personajes y las interpretaciones femeninas.

Piroyanski es buen actor pero no sale de su lugar de confort (y además su personaje no es tan identificable como uno esperaría, a la larga miente y engaña y no sólo a su novia) en cambio Espósito demuestra que sabe desenvolverse con soltura en la comedia. Liz Solari también sale mejor parada de lo que uno esperaría aunque quien sorprende es un rostro desconocido: el de Maruja Bustamante, que interpreta a una fanática obsesionada con el actor Joaquín Campos.

A la larga, “Permitidos” es una efectiva comedia de enredos con la dosis justa de romanticismo. Un guión parejo, con algunas previsibilidades pero sobre todo entretenido. Y de yapa, algunos cameos que claramente no revelaré.

Anexo de Crítica por Rolando Gallego

Ariel Winograd es uno de los pocos directores nacionales que se “permite” el lujo de filmar todos los años una película. Si la industria local se lo “permite” es porque con cinco películas pudo profundizar en la neurosis local y trasladar esquemas de la comedia más clásica americana para estos lugares.

Muchas veces sus filmes han sido tildados por justamente emular algunas cuestiones casi al pie de la letra de comedias escatológicas, virulentas, plagadas de gags, pero en ese camino que comenzó a desandar con “Cara de Queso”, es inevitable que hoy en día podamos hablar de sus filmes desde un lugar analítico que reconoce su impronta y su marca sin evitar, además, seducir a las grandes audiencias con productos populares.

En ese tránsito, además, pudo ir configurando muy lentamente un nuevo star system criollo, en el que artistas que tuvieron participaciones secundarias en sus filmes, luego han dado un gran salto incorporándose como nuevos rostros en la farándula y la industria cinematográfica local.

Martin Piroyanski, Iair Said, Guadalupe Manent, Julieta Zylberberg, son tan solo algunos de los nombres que fueron compartiendo con Winograd su crecimiento como director, y su consolidación en el campo de la comedia, y que además, luego, pudieron por sí mismos configurarse una carrera a la par de actores y actrices convocados con recurrencia para protagonizar películas o participar de ellas.

El ojo de Winograd es hábil, y en esta oportunidad ficha a Lali Espósito para un papel que intentará darle una entidad diferente a la carrera que venía haciendo principalmente en TV, y ubicándola en un lugar de privilegio en “Permitidos” (2016) su última apuesta al cine de género.

En “Permitidos” vuelve Piroyansky, quien junto a Espósito compondrán a Mateo y Camila, una pareja a punto de mudarse a un espacio más grande y en un momento de la relación armónico y hasta idílico, que por las vueltas de la vida harán que tras una inocente, en apariencia, charla con dos amigos (Anita Pauls y Gastón Cocchiarale) sus destinos cambien para siempre.

Como tirando al pasar, con quién “permitirían” estar a sus parejas, nada haría suponer que esas palabras terminarían siendo una realidad cuando Mateo se involucre con la actriz y modelo que admira, Zoe (Liz Solari) y luego, tras una crisis y separación, ella lo haga con su “permitido” Joaquín Campos (Benjamín Vicuña), una suerte de actor que encarna a todas las fantasías y mitos que habitualmente circulan por los medios.

Winograd además, para complicar más la trama, le suma algunos personajes secundarios emblemáticos, como una fanática de Campos (Vicuña), llamada Soledad (Maruja Bustamante), quien en la segunda mitad de la película le roba el protagonismo a los interpretes.

“Permitidos” no se queda sólo en la anécdota que dispara la narración, al contrario, redobla su apuesta con un sinfín de críticas al mercantilismo del cuerpo, la comercialización excesiva de productos innecesarios, y además, ahí está el punto más importante, reflexiona sobre lo efímero de la fama en los tiempos de las redes sociales y selfies.

Ahí, cuando la historia incorpora todas estas problemáticas, y el gag, el chiste y la sola mención a metadiscursos de la industria, de la publicidad, a trazos gráficos que emulan mensajes en redes sociales va configurando la problemática real de la historia, es en donde el filme supera cualquier exageración o lentitud en la progresión que podría haber resentido la trama.

“Permitidos” es una película dinámica, urgente, que toma el lenguaje sincopado de internet y lo potencia con personajes empáticos que posibilitan que los protagonistas exploren áreas quizás anteriormente vistas someramente en sus interpretaciones.

Si la Camila que compone Esposito, tiene algo de La Tana de Valeria Bertuccelli de “Uno novio para mi mujer”, no es porque ella la imite, sino, todo lo contrario, la actriz se convierte en la sucesora, al menos para esta comedia generacional, de la anterior, superándola y mejorándola.

Piroyanski está contenido, porque su personaje, con un motor de acción basado en la mentira y la confusión, posee menos matices que los que el de Esposito posee (la actriz explota, llora, ama, ríe, pelea, discute, es honesta y a la vez mentirosa, etc.), pero así y todo, y gracias al refuerzo de Solari como la musa inspiradora, Vicuña en un rol inédito para aquello que viene haciendo, y Bustamante en plan Lorna fan de Susana, terminan por desplegar el talento necesario para que la estructura narrativa del filme se potencie.

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