«Paranoia»: deseo y decepción

Una sorpresa ver que Robert Luketic, que venía dirigiendo una serie de comedias blandas (“Legalmente Rubia”, “La cruda verdad”, entre otras), termine construyendo una película síntoma de época como lo es “Paranoia” (USA, 2013) y que llega a las salas argentinas.
El director trabaja sobre las ideas posmodernistas del fin de la historia y el hombre controlado y observado por un gran hermano (el de Orwell, no el de TELEFE) con un estilizado registro de imágenes y cierto dinamismo en la puesta en escena que la hacen muy entretenida.
En “Paranoia” hay un joven, Adam (Liam Hemsworth, hermano menor de Thor), que intenta triunfar en el difícil mundo de la tecnología y las innovaciones informáticas.

Junto a un grupo de compañeros de trabajo desarrolla para una multinacional un accesorio que posibilitaría aún más la hiperconectividad de los sujetos (que en realidad lo aíslan todo el tiempo).
Su jefe, Nicholas Wyatt (Gary Oldman) luego de la presentación del mecanismo no cree tan revolucionario el invento por lo que decide despedirlos. Adam, bien pillo, y con su conciencia de clase bien arriba (existe una impronta durante toda la película en la que se denuncia la explotación de la sociedad de trabajo) decide gastar algunos dólares de la tarjeta corporativa que tenía para gastos de desarrollo de producto, a modo de festejo final.
Esto obviamente sin saber que este “gasto” lo llevará a vivir a una vorágine que lo terminará introduciendo en un juego de espionaje corporativo. Wyatt está obsesionado con su archirrival Jock Goddard (interpretado por Harrison Ford), quien si bien antes era su socio (comparaciones con JOBS/GATES surgen al instante) ahora tienen que cuidarse de evitar filtraciones por robos.

Al descubrir el desfalco de la tarjeta Wyatt obliga a que Adam se incorpore a la empresa competidora con el claro objetivo de robar un nuevo modelo de Smartphone y en el medio termina enamorándose de una de las ejecutivas de esa empresa (Amber Head) antes que todo se estropee.
Luketic, adaptando la novela del mismo nombre de Joseph Finder , trabaja no solo con la idea del espionaje corporativo sino sobre el espionaje en general y la paranoia de las sociedades informáticas de control, de cómo podemos estar siendo observados sin darnos cuenta a través de un celular o cámaras ubicadas estratégicamente en lugares inesperados (un baño).
Cámara en mano, imágenes mediatizadas, trazos gráficos y la hiperbolización de la sociedad 3.0, además del duelo actoral de Oldman y Ford, como así también la recuperación de actores de la pantalla chica como Julian McMahon (NipTuck) o Josh Holloway (Sawyer de “Lost”), y de la pantalla grande como Richard Dreyfuss (¿hace cuánto que no trabajaba?) hacen de “Paranoia” un blockbuster con un mensaje y un análisis que lo hacen superior el promedio de este tipo de filmes. Atentos con el Ford malo.
Anexo Crítica Rodrigo Chavero
El australiano Robert Luketic es dueño de una carrera singular. Ha hecho un puñado de comedias románticas sin vuelo (“Killers”, “Monster-in-law”, “The naked truth”) , ha tenido un par de aciertos (21: blackjack y pegó una comedia blanca simpática, “Legally blonde”) y ahora le toca su primer reparto con actores de mucha experiencia y prestigio y un guión que a priori, prometía mucho.
“Paranoia” está basada en un best seller del año 2004 del escritor Joseph Finder y cuenta una historia de suspenso y engaño ambientada en las empresas de alta tecnología. La adaptación corrió por parte de Jason Hall y Barry Levy, guionistas que saben mucho de cómo generar climas trepidantes y tienen vasta experiencia en el tema.
Lo primero que me pregunté al salir de sala es ¿qué falló entonces? Un gran libro, dos tipos que conocen el paño, actores con mucha experiencia, jóvenes carilindos, buen presupuesto.¿La dirección? No se si podemos caerle a Luketic tanto, si, creo que todos los recursos puestos al servicio de la historia (que fueron bastantes) no funcionaron.

La trama presenta a un atlético y carismático Adam (Liam Hemsworth), quien trabaja para una empresa de telefonía celular en un puesto que no le cierra para nada. El, con su grupo de amigos hipsters, propone un proyecto nuevo para la compañía pero su arrogancia y el poco peso de su propuesta los deja a todos en la calle.
Comete un error con fondos de la compañía (ya había sido despedido) y es entonces cuando Nicolas Wyatt (Gary Oldman), lo fuerza a reclutarse en sus filas para infiltrarse en la competencia y averiguar todo sobre un producto que parece, amenaza con copar el mercado y cambiar las reglas de juego de los smartphones.
El objetivo entonces será volverse hombre de confianza de Jock Goddard (Harrison Ford) y hacer un fino juego de espionaje industrial. Adam aceptará y su vida dará un poderoso vuelco, aunque podrá ponerse (un poco) peligrosa cuando se aproxime a su tarea final: conseguir el prototipo de un nuevo dispositivo celular.

La trama es bastante simple, no hay ninguna vuelta de tuerca y las actuaciones del elenco no aportan demasiado (Amber Heard juega a la novia de Adam y solo aporta belleza, Richard Dreyfuss parece haber olvidado su pasado glorioso cuando se suma a este tipo de proyectos y Julian McMahon hace un matón fácilmente olvidable).
Podemos decir que el film presenta una estructura de diálogos y movimientos casi mecánicos, donde la tensión y la intriga están ausentes. Ese es su mayor problema. En los rubros técnicos (sólidos) y en las escenas donde Oldman se cruza con Ford, el film amaga tomar vuelo y atraer el interés.
Un par de escaramuzas verbales, alguna amenaza en elegantes clubes y el oficio de semejante dúo intentan evitar que “Paranoia” naufrague. Sin embargo, los esfuerzos no alcanzan porque Hemsworth transita cansinamente entre escena y escena, desconcertado y sin la energía necesaria para hacerse cargo de su propio destino (en términos cinematográficos, por supuesto) y la construcción se apoya demasiado en lo visible, esquemático y poco en la sorpresa y los costados oscuros.
“Paranoia” es un producto regular, que sólo será apreciado por los fans de Harrison Ford, quienes hace tiempo no ven nada de él (“42” y “Ender’s game” vienen pronto, no desesperen) y los que necesiten un tecno thriller livianito donde la tecnología tenga un lugar central. Esperabamos más.
