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«La esposa prometida»: decisiones de una novia

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Una sociedad en la que el casamiento es la meta principal de toda vida, en la que una mujer de veintitantos sin una propuesta de boda ya es una solterona de la cual sienten pena, donde la palabra de aliento más usual es “serás la próxima” (en casarte), como si se estuviera en una especie de Orgullo y prejuicio pero menos romántica y más fría.

Parece de otra época, pero aún hay culturas apegadas a tradiciones de este tipo, en las que cuando los padres se preocupan realmente por sus hijos y quieren lo mejor para ellos se dedican a buscarle un prometido. Y la directora debutante Rama Burshtein se enfoca en una sociedad judía ultraortodoxa partiendo desde una historia real. Shira (Hadas Yaron) es una joven de dieciocho años a punto de casarse.

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Su hermana está embarazada de nueve meses. Pero ésta da a luz y muere, y la familia se preocupa porque quien estaba casado con ella piensa aceptar una propuesta para irse a Bélgica, lo que alejaría a ese niño de su familia. Es entonces que sus padres tienen la idea de que se case con el marido viudo, al fin y al cabo es como si fuera de la familia. La película titulada en EE.UU. como “Fill the void”,»Llenar el vacío», pone justamente a su protagonista a llenar el lugar que ocupaba su hermana mayor.

En el medio está también la hermana que todavía no consigue prometido, que se ve humillada continuamente mientras espera que alguien se case con ella. El gran acierto de esta película, es retratar esta historia de una manera natural, desde adentro, sin juzgar, sin criticar, sin tomar posiciones, simplemente dedicándose a narrar. Hay un trabajo importante de parte de los intérpretes también, especialmente de su protagonista, pero sobre todo de su directora, que sabe enfocarla, captarle una sonrisa nerviosa, una tensión en las manos, o el llanto que no puede evitar.

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Es que Shira está en una posición extraña, y ni siquiera nos referimos a lo difícil de casarse mediante un arreglo con alguien a quien no conocemos, sino con un conocido con quien no logra sentirse cómoda tras todo el bagaje que trae consigo. No importa que a ella se le recalque: “es tu decisión”; siente una responsabilidad, parte de la familia depende de ella.

Con una fotografía mayormente dividida entre blancos (brillantes, en general) y negros, La Esposa Prometida es una propuesta arriesgada, única y extraña, incómoda pero sutil, aunque agridulce. Una película que no toma posiciones, algo en lo que sería muy fácil caer con esta temática. Es cierto que podría haber optado por ahondar un poco más especialmente en todo el aspecto religioso, pero en cambio su directora elige enfocarse en Shira y es a través de ella, de sus gestos, sus miradas , que transitamos diferentes sensaciones y estados. Y de paso, mientras asistimos a esta pequeña historia, ponemos los ojos en culturas de las que a veces no sabemos ni se habla demasiado.

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