«Historias breves 16»: la selección nacional

Cada temporada, casi como fuese un ritual, uno espera “HISTORIAS BREVES” para ver la selección de los mejores cortos del cine nacional.

Tradicionalmente, esta muestra ha sido un semillero de grandes realizadores y fue así como en ediciones anteriores hemos podido apreciar los primeros trabajos de directores que luego han sido reconocidos con sus largometrajes como Daniel Burman, Jorge Gaggero (“Cama Adentro”), Lucrecia Martel, Paula Hernández (“Herencia” “Un amor”), Adrián Caetano, Sandra Gugliotta y Ulises Rosell (“Bonanza” “El etnógrafo”), entre otros.

Este año, en la edición 16, hay un nivel de calidad muy homogéneo dentro de los siete cortos que fueron seleccionados, hecho que no es frecuente y no se había logrado en algunas de las ediciones anteriores.

Es también otra característica particular –que en cada edición viene acrecentándose-, ver que en los cortos de realizadores noveles, hay una calurosa participación de actores y actrices que tienen reconocidas trayectorias en la pantalla local y que elevan la calidad de la propuesta que, una vez más, tiene un aplaudida inclusión federalista con tres realizadores que filmaron en provincias y la mayoría que han planteado sus relatos por fuera de la geografía urbana de la Capital.

Quizás el único corto que desentona sobre el resto de los trabajos es “NIÑO RANA” de Laura Zenobi y Luca Altmann, que apuesta a un relato ambiguo y de tintes sobrenaturales, fantásticos: la llegada de una joven para trabajar en una casa por unos pocos días y su vínculo con el niño que aparece en ella, con una difusa ausencia de los dueños, relato que contrasta con el tono naturalista que tienen el resto de los cortos.

Un viaje en ómnibus de Santa Cruz a Rio Grande, produce el encuentro como compañeros de asiento de un empleado exitoso y un campesino que le hará replantearse (casi) existencialmente las consecuencias de su desarraigo familiar a causa del trabajo, es la base de “INSILIOS-EXILIADOS EN EL INTERIOR” de Luis Camargo.

Junto con “LA RELIGIOSA” de Sofía Torre y Sandra Armentano, que cuenta con el protagónico de María Onetto como una madre asfixiantemente sobreprotectora y un hijo que oculta su homosexualidad en un entorno típico de “pueblo chico, infierno grande”, son los dos cortos del tándem que aún en su corrección, no logran destacarse por sobre el resto de los trabajos.

Martin Slipak y Malena Sanchez son la pareja protagónica de “MEDIA HORA” un corto que gana en su impactante poder de síntesis, con una idea fresca, novedosa y que trabaja la comedia romántica desde un planteo original y con el preciso timing que le imprime su director, Nicolás Rodriguez.

El trío elegido para el podio de esta edición queda en manos de los brillantes trabajos de Sebastián Dietsch con “UNA CABRITA SIN CUERNOS”, la adaptación de un cuento de la brillante Samanta Schweblin en manos de Hernán Alvarado y el corto de la santafesina Claudia Ruiz con el club Colón de telón de fondo de una historia del regalo de un reloj que marcará las horas de un esperado encuentro.

“UNA CABRITA SIN CUERNOS” trabaja con una impactante asertividad la pintura del absurdo basado en un hecho real sobre el impacto que produce la aparición de un cuento infantil en una escuela de provincia y el desequilibrio que produce la presencia de un autor ruso frente a las autoridades escolares en el entorno de la dictadura militar y sus precoces aires de censura.

“NADA DE TODO ESTO”, el corto de Alvarado, es un relato de un vínculo madre- hija tan disparatado como inquietante donde el dúo Marta Lubos – Paula Ransenberg se lucen como la madre obsesionada en mirar e “intervenir” casas ajenas mientras su hija no puede escapar de su prisión de “acompañarla” cuando invaden, sin quererlo, el jardín de un caserón que las deslumbra, generándose una situación muy particular con la dueña de casa (también brillante Andrea Garrote). Alvarado sabe interpretar a la perfección el complejo universo de Schweblin y logra uno de los cortos más perfectos del equipo.

“11:40”, el excelente trabajo de Claudia Ruiz, finalmente, cierra a pura emoción y con un relato directo y sensible, estas “HISTORIAS BREVES 16”.

Aquí, un regalo de cumpleaños del protagonista (un importante reloj), será el eje de la historia y el que marque los minutos para el particular encuentro que tendrán dos hermanos durante el primer día de clases con otro personaje central, que cierra perfectamente la elipsis con una notable sorpresa y un final redondo, para una muestra que, este año, se destaca por un muy buen nivel y con realizadores que seguramente y muy pronto, darán que hablar con sus nuevos trabajos.

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