«Families / Belles familles» (Somos una familia): un regreso muy esperado
Para quienes no conocen a Jean-Paul Rappeneau, hay que decir que es un cineasta longevo (ostenta unos vitales 84 años), talentoso y sutil para la comedia, que hace más de diez años que no filma. Al parecer, el hombre tuvo varios proyectos en este tiempo, pero no logró concretar ninguno (el título tentativo del más importante era "Affaires étrangères", un film de espías que sigue en stand-by) hasta que lo entusiasmó trabajar con su hijo, Julien y Philippe Le Guay, cineasta galo de prestigio y buena actualidad.
Ellos pensaron un guión moderno, que juega con temas familiares, culturales y epocales. "Belles families" fue el resultado de esa asociación y es uno de los trabajos más logrados de Rappeneau, sin dudas.
Lo que parece a simple vista una simpática comedia de retornos, ofrece varias capas donde se trabajan elementos destacados en las tramas familiares modernas. Núcleos intimos donde circulan secretos, estrategias de posicionamiento en las relaciones, vínculos superficiales y sobre todo, un conflicto generacional que se exterioriza con claridad meridiana.
Jérôme (Mathieu Amalric) es un hombre al que la vida económica le sonríe. Establecido en Shanghai, es convocado a una reunión importante en Londres junto a su prometida china, Chen-Lin (Gemma Chan). Claro, que ya que cruzan varios continentes, ¿qué mejor que visitar a su madre que vive en Francia?
Lo que parece ser una visita corta y amable, pronto se transformará en un punto de inflexión para la vida de Jérôme cuando este se tope con un problema inmobiliario que encubre más que una cuestión de ladrillos.
Hay una mansión en Ambray y la misma será el centro neurálgico de un conflicto que traerá la aparición de una mujer particular, Louise (Marine Vacth), quien despertará más que curiosidad en el retornado empresario.
Rappeneau instala algunos conflictos precisos que se van activando a medida que el relato avanza. El impacto de los cambios culturales a los ojos de Jérôme, la trama de engaños y decepciones familiares, funcionan como eje de una comedia elegante y atractiva.
Parece que los años no han pasado para el hábil galo detrás de las cámaras, su agudez para llevar adelante su propio guión es digna de mención. Aquí hay un cineasta tratando de contar una historia donde lateralmente, se abordan cuestiones de cambio de hábito que atraviesan la vida del europeo promedio de clase acomodada.
"Belle families" quizás no alcance altos puntos de acidez ni provoque risas a granel, pero es una comedia inteligente y curiosa que vale la pena degustar. Su remate, súper edulcorado ( e innecesario), no desmerece su noble recorrido. He aquí un buen plato francés, sutil y con agradable final en boca. Tenelo en cuenta.