«Miss Carbón»: Romper el molde

El segundo largometraje de Agustina Macri tras “Soledad” se trata nuevamente de una biopic, esta vez la de la mujer trans que se convirtió en la primera mujer en trabajar en una mina de Río Turbio. Además marca el primer protagónico en el cine de la actriz Lux Pascal.

“No es para mujeres”, escuchó siempre Carlita sobre esa mina que inexplicablemente la llamaba. Pero en el documento de Carla Antonella Rodríguez aparecía como hombre desde su nacimiento. En Río Turbio, ese pueblo del sur y cerca de la Cordillera, los roles siempre estuvieron bastante marcados: los hombres podían hacer trabajo de fuerza en la mina, las mujeres estaban relegadas a los hogares, los trabajos de oficina o la profesión más antigua.

Es que Carlita no parece hallarse. «Minera antes que mujer», se vio siempre. Y entonces llega el momento en que se tiene que ir de su casa prácticamente obligada al no ser poder ser aceptada como es. En una de esas noches descubre a un grupo de travestis que le brindarán un lugar donde dormir y también una familia.

La crisis que transita “Carli”, como pide que la llamen cuando logra entrar gracias a su documento a trabajar en la mina, lugar vetado para las mujeres con la excusa de maldiciones ancestrales, no tiene que ver con su género, con quién es. Ella sabe que se siente mujer pero eso no impide que deseara este trabajo “de hombres”. Y allí dentro se va a encontrar con sorpresas, con silencios incómodos y algún comentario por debajo, pero después a medida que se va sintiendo parte y demuestra que es tan laburante como todos los demás, una complicidad que la hará crecer como persona.

A eso se le suma un interés romántico, interpretado por Paco León, que parece ser el primer hombre que la trata de una manera tierna y amorosa, algo que Carlita creía que no existía para ella. Las escenas románticas y sexuales entre ellos están retratadas con delicadeza y ternura.

Agustina Macri retrata así su historia pero no teme mostrar los vaivenes de una vida marcada por la lucha constante. Y lo hace muy bien de la mano de ese grupo de travestis que la hacen parte y que juntas transitan momentos tristes como el dolor de cada travesticidio y alegres como cuando salió la identidad de género que les permitió llevar en sus documentos sus propios nombres. Va de lo íntimo a lo colectivo con mucha naturalidad.

Pascal transmite un montón a través de una interpretación sutil, cargada de emociones propias de todo lo que transita en su interior, con rabia y fortaleza. Entre los secundarios, sobresale Romina Escobar, actriz que no para de crecer.

La película está basada en el libro La reina del carbón, de Erika Halvorsen, quien además escribió el guion junto a Mara Pescio. La trama se sucede sin mucha intriga ni sobresalto, como un viaje lento y tranquilo en el que conocemos el destino. Se opta por detenerse en detalles y momentos antes que desarrollar el conflicto principal, que quizás aparece bastante más tarde de lo esperado.

Coproducida por España y realizada mayormente por mujeres, demuestra que lo que es para nenas y lo que es para nenes son solo construcciones de una sociedad machista y patriarcal que siempre buscó tener a las mujeres en roles sumisos para que ellos pudieran lucirse fuertes y proveedores.

Una historia inspiradora y luminosa, ideal para estos tiempos hostiles.

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