28MDQ Fest (IX): día 5 y tres destacadas a tener en cuenta

Ayer se presentaron tres films más que nos llamaron la atención. Dos, de la Competencia Latinoamericana, “A estas alturas de la vida” y “El amor, a veces” y uno de la Argentina, “Diamante”. Nos vamos a dedicar en este post a dejarles nuestras impresiones de los mismos.

En primer lugar, tempranito por la mañana, compartimos proyección con Alex Cisneros, co-director (forzado) de “A estas…”, film ecuatoriano que presenta bastantes aristas para analizar. Es imposible despegar el hecho de su corte y montaje final, al trágico evento que tuvo que vivir el hombre detrás de la silla original, Manuel Calisto, asesinado en su hogar durante un asalto.

El rodaje estaba concluido y sólo faltaba la edición y demás aspectos técnicos. Allí fue donde Cisneros tuvo que tomar el mando, y además de duelar a su amigo y compañero (han sido pareja creativa durante mucho tiempo en su tierra), le tocó dar forma definitiva a esta ópera prima tan particular.

“A estas…” es un trabajo complejo para definir en pocas palabras. Digamos que es una historia de amistad, rodada en blanco y negro y ambientada en la terraza de un edificio en la populosa Quito, entre dos personas que se llevan bien, a pesar de ser muy distintos. Uno, Martín (Calisto) es un burócrata que tiene aspiraciones de ascenso y progreso en la vida aunque no logra materializar esa intención. El otro, Daniel (Cisneros) es un mujeriego simpático, dominador de la matemática y paciente escucha.

Ambos pasan el tiempo libre tomando algo (alcohol presumiblemente) y charlando. Hasta que llega a la terraza una morocha (Alicia- jugada por Sonia Valdez) que rápidamente se entrometerá en las vidas de los amigos.

Por otra parte, sabemos que hay un asesino dando vueltas  que quiere debutar con una víctima, y podría ser cualquiera de los personajes ya presentados.

La historia pensada por Calisto es divertida, tiene su fuerte en los diálogos absurdos y en el cariño que se profesa la pareja protagónica. Hay sutiles dosis de crítica social, una mirada condenatoria al snobismo de la sociedad en la que viven e ideas que cobran una teatralidad inusitada al ser expuestas.

Continuamos nuestro periplo con “El amor, a veces” de Eduardo Milewicz (“La vida según Muriel”, actualmente residente español). Pocas veces hemos visto una historia romántica que juegue tan al borde del precipicio y salga victoriosa de un viaje donde todos, miramos desde abajo, esperando su caída.

Relato de iniciación comprometido y con varios giros sorprendentes (uno de los mejores guiones que vimos en mucho tiempo merced al acierto de Eduardo Berti junto al director) ,  “El amor…” presenta y caracteriza un vínculo único y peligroso, dos seres que se encuentran en momentos de su vida diferentes y cuya conexión, es socialmente, una amenaza para todos los que están cerca.

Nuri (Malena Villa) desde los 8 años sigue apasionada a un jugador de vóley de su equipo favorito: Romero (Gonzalo Valenzuela). Este, al borde de su retiro, está inmerso en sus propias cavilaciones sin poder resolverlas. Nuestra precoz Lolita, tiene una madre ausente y depresiva (Leticia Brédice) y un papá rockero del que sabremos poco.

Adolescente a la deriva y con la sensualidad a flor de piel, Nuri hará lo imposible para acercarse a Romero. Y la casualidad (o hay causalidad cuando durante mucho tiempo te mentalizaste para conseguir a alguien?) lo hace posible cuando el player recibe una soberana golpiza por parte de los simpatizantes de su club, para quienes él, no aporta al equipo.

No queremos anticipar mucho más, sólo nos queda decirles, no se la pierdan cuando llegue a salas comerciales. Excelente trabajo de Villa y una realización delicada, contenida y bella para este nuevo largo de Milewicz, que sorprende y se cuela en el podio de los mejores films del festival (en la vida, siempre hay que asumir riesgos y los grandes éxitos se dan cuando la apuesta es alta).

Cerramos con un documental del que la organización nos habló mucho, “Diamante” de Emiliano Grieco (Competencia Argentina)

Paranaense y realizador con vasta experiencia (recordamos “Hijos del Río” en 2010 con  una temática similar, en cierta manera), Griego se mimetiza con el medio que observa.  Su trabajo es, permanecer junto a una familia que está prácticamente aislada en la zona costera, próxima a la orilla oriental del Paraná.

En el seno de esa pequeño grupo humano que trabaja en la pesca, encontramos a Ezequiel, un chico que lleva una existencia solitaria y que será el eje de la mirada del cineasta. Seguiremos su camino, junto al de algunos miembros de su familia, en las diversas actividades que realiza durante el día y la noche.

La fotografía y la captura de los sonidos del espacio son fantásticos. La observación, interesante si este tipo de documentales son lo tuyo (un poco áridos para el público tradicional). Griego pasó mucho tiempo con ellos (el protagonista comenzó a ser filmado hacia los 8 años y ya pasó los 13) y registró momentos de mucha belleza con su cámara.

Lo mejor de “Diamante” son las escenas donde la naturaleza explota en la pantalla. Similar por momentos a productos televisivos del Nat Geo, el director dedica tiempo y cuidado a ese acercamiento y logra un producto interesante para caracterizar la fauna y flora del lugar.

Luego de estar con films hablados en español, prometemos en el próximo post dedicarnos a tres que nos gustaron, dentro de distintas secciones del Fest, hablados en otro idioma. Esperen la entrada que viene, que es imperdible!

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