
«Masamadre»: más allá de los ingredientes correctos
El término “masamadre” proviene de algo esencial, formado con elementos básicos, simples; precisamente una levadura natural formada con harina de determinados cereales y la cantidad de agua exacta que, dejándosela levar adecuadamente, fermentará hasta crecer y poder ser incorporada a alimentos tan puros como el pan. Dicho esto, el título que lleva el documental de Mariana Ares y Ana Barrt no es para nada casual, y engloba una metáfora más allá de la clara alusión al pan.
Gregorio de Laferrere, una de los zonas más olvidadas del partido bonaerense de La Matanza. No, no es un documental sobre arquitectura, nada más alejado, el barrio María Elena nació y creció como un verdadero movimiento social, para ayudarse entre los propios vecinos cuando nadie más parecía acordarse de ellos.
Interesante díptico ofrece en estos momentos el reinaugurado Cine Gaumont, juntar este documental con la descarnada y esperanzadora Diagnóstico Esperanza de César Gonzales – también estrenada esta semana – puede resultar una experiencia más allá de interesante, abarcadora de una problemática social; aquella que se pretende tapar desde el prejuicio, aún cuando pareciera que queremos solidarizarnos.
Gregorio de Laferrere, una de los zonas más olvidadas del partido bonaerense de La Matanza. No, no es un documental sobre arquitectura, nada más alejado, el barrio María Elena nació y creció como un verdadero movimiento social, para ayudarse entre los propios vecinos cuando nadie más parecía acordarse de ellos.
Interesante díptico ofrece en estos momentos el reinaugurado Cine Gaumont, juntar este documental con la descarnada y esperanzadora Diagnóstico Esperanza de César Gonzales – también estrenada esta semana – puede resultar una experiencia más allá de
interesante, abarcadora de una problemática social; aquella que se pretende tapar desde el prejuicio, aún cuando pareciera que queremos solidarizarnos.
Tanto uno como la otra, documental y ficción dramática, se embarcan en la difícil tarea de mostrar la realidad tal cual es, relatándola desde la propia voz de los protagonistas reales, sin terceros que reinterpreten; y ambos salen airosos.
Ares y Barrt intercalan imágenes de manos trabajadoras, obreros construyendo un futuro, gente que se desloma por salir adelante, y sobre todo, que se ayudan entre sí; con los relatos en entrevistas de los fundadores e integrantes del barrio, en definitiva, familias.
María Elena nació en los años ’80 como una suerte de defenderse agrupadamente de los ataques de terceros, de los de afuera. En los ’90 cobró protagonismo al dirigir el movimiento al que estigmatizaron como “piqueteros”, cuando primero los arrastraron a la situación de casi mendigar y luego los repugnaron cuando se juntaron para reclamar algo de lo quitado mientras otros disfrutaban.
No es casual que el foco de Masamadre sean las mujeres, que amasan, traban como amas de casa de la comunidad y taimen se cargan sus familias al hombro. Lo que se intenta demostrar es que, antes de militantes, ellos son personas defendiéndose, agotando el último recurso para salvar a su familia; y también es un síntoma de las madres teniendo que ocupar un rol protagónico.
Hablamos de un documental aleccionador, que recorre la historia de nuestro país en los últimos 30 o 20 años, también de un trabajo duro y esperanzador; y sobre todo, ineludiblemente político como debe ser.
Las anécdotas corren, un basural no se transforma en un barrio habitable sin dejar sus huellas; y hay cifras para todos los gustos. Es una crítica a un sistema excluyente, aquellos que estén acostumbrados a una mirada cómodo se sentirán ajenos, Masamadre busca un espectador comprometido o ávido de descubrimiento sin prejuicios.
La sensación es pensar que de una vez por todas, alguien se fijó en ellos, los dejó hablar, mostrarse, y los escuchó; Ares y Barrt nos invitan a hacer lo mismo, a que de una buena vez los comprendamos y abandonemos las frases hechas.