
«López, el hombre que desapareció dos veces»: la memoria como resistencia

Jorge Leandro Colás dirige y co-escribe con Tomás De Leone un documental que repasa las dos desapariciones de Jorge Julio López y de la mano de valiosos testimonios expone la impunidad institucional. Estreno en el cine Gaumont.
Jorge Julio López fue un sobreviviente de la Dictadura que estuvo dos años secuestrados y luego se convirtió en un testigo clave para la condena del represor Miguel Etchecolatz. Pero en septiembre del 2006, después de dar su testimonio, el mismo día que debía presenciar los alegatos contra el represor, ahora en un gobierno democrático, López vuelve a desaparecer. Hasta el día de hoy continúa desaparecido.
Lo que el director de La visita (2019), Los médicos de Nietzsche (2023) y Viedma, la capital que no fue (2023), es una reconstrucción de todo el proceso. La cronología de una causa que atravesó varios gobiernos y que convirtió al nombre de López en un símbolo, generando movilizaciones en todo el país al grito de “Aparición con vida de Julio López”. Es que si bien no fue la única, una desaparición en plena democracia genera miedo.
López fue alguien que nunca trastabilló en hablar, denunciar. Si no podía hablar, lo escribía, como muchos papeles y cuadernos que recupera su hijo con anotaciones apretadas que intentaban registrarlo todo. Alguien muy consciente del deseo de que ciertas cosas no pasen al olvido.
Con imágenes de archivo del juicio y de la mano de varios testimonios de personas que protagonizaron el juicio como el entonces gobernador Felipe Solá, el juez Carlos Rozanski, y las abogadas Myriam Bregman y Guadalupe Godoy, se reconstruye pero también se denuncia y expone la impunidad con una causa que no avanza, que queda estancada y parece destinada al olvido, donde cada prueba y elemento se utilizó a contramano de lo que indicaba cualquier proceso de investigación. Por eso es valioso que en estos tiempos se estrene este documental, porque a veces parecería que cada vez hay menos memoria. Y es algo que no se puede permitir, que borren la historia.
El testimonio más valioso de todos modos es sin dudas el de Rubén López, el hijo que revive la historia a través de recuerdos y rastros de la investigación, con el dolor de esa ausencia pero también mucha fortaleza y esperanzas de que la impunidad no venza.
Un documental bien narrado y estructura que sirve para repasar o conocer los pormenores de un caso emblemático. Al mismo tiempo es una especie de homenaje al hombre que no se dejó doblegar por el miedo, un ejercicio cuya función principal parece ser que no vuelva a desaparecer, que no se evapore su memoria.