
A los argentinos no nos interesaba mucho (como público), la #F1 hasta la llegada de Colapinto a dicha categoría. Tal vez por estos largos años en los cuales ningún piloto local participó del voudevil mediático de semejante competencia, Argentina estuvo al margen de su pasión. Pero ahora, la cuestión es otra. Hay interés por conocer más de ese mundo y es ahí donde «F1: La película», enmarca su propuesta de “drama deportivo” vinculada con el contexto real donde todo sucede (y con cameos de los pilotos actuales de las diferentes escuderías).
Hay una historia, dirigida por el hábil Joseph Kosinski, que ofrece generosamente una experiencia cinematográfica vibrante que fusiona la adrenalina de la Fórmula 1 con una historia de segundas oportunidades, superación, vanidad y trabajo en equipo.
La historia sigue a Sonny Hayes (Brad Pitt), una leyenda retirada de la F1 que, tras un accidente en los años 90, se alejó de la competición. Años después, su excompañero Rubén Cervantes (Javier Bardem), ahora dueño de la escudería APXGP, lo convence para regresar y ayudar a salvar el equipo. Tienen un nuevo piloto, Joshua (Damson Idris) que tiene todo para triunfar pero… sin apoyo, al chico se lo comerá la competencia.
Obviamente tendremos una lucha de egos fuertes. Más allá de que el personaje de Pitt estaba alejado del gran circo (por razones que conoceremos, para empatizar con él), se enciende cuando disputa cualquier intercambio con Joshua. Y… son generaciones distintas.
La mujer a cargo del equipo es jugada por Kate (Kerry Condon), una talentosa que deberá mediar entre ámbos mientras aporta su belleza y seducción al experimentado corredor jugado por Pitt. Y el resto, ya se lo
imaginarán: el novato, el veterano, una bella jefa de equipo, temas sin saldar del pasado y un desafío de alta presión en ambientes explosivos.
Lo mejor que tiene la cinta, es la sinergia entre el director y su equipo. Kosinski (a quien vimos en la secuela de “Top Gun”, dato relevante para anticipar su capacidad de realizador visual), pone toda la carne en el asador. Muestra su enorme talento para trabajar con escenarios de realismo puro. Rueda fantásticamente, tanto, que por momentos parece que estas viendo un documental. Registra el sabor y color del a F1, “in situ” lo cual lleva la experiencia a su máximo nivel.
Hay ademas, una gran OST (cosa que me sorprendió) y un esmero por ofrecer una visión realista del circo que implica ser piloto ahí. Está logrado y capta la visión del espectador sin ninguna dificultad.
No obstante, el magnetismo de Brad Pitt (la cámara lo ama) y la espectacularidad visual de la película logran disimula toda dificultad. La presencia de Pitt en pantalla, impide que la energía baje. El público lo conoce y disfruta hasta sus gestos más simples.
En definitiva, «F1» demuestra que los escenarios realistas, maximizan la propuesta. Es cierto que hay pequeñas “gaffes” técnicas en relación a las carreras reales de F1, pero la audiencia promedio disfruta sin mayores complicaciones. Todos sabemos que gran parte del universo espectador busca buen entretenimiento y aquí, eso encuentra.
Es una peli con un envoltorio fantástico, pero que no deja de ser lo que ya hemos visto muchas, muchas veces…
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Rodrigo Chavero
Periodista, docente y redactor de contenidos. Amo el cine y no hay mejor plan que ver películas.
Coordino Espectador Web desde 2011 y en mis redes hay mucho material de cine, teatro y espectáculos en #CABA.