
Entrevista: Rafael Spregelburd «Mi rango actoral se lo debo al cine».
El actor, escritor, realizador, dramaturgo, es uno de los protagonistas de “Perdida”.
Para conocer más sobre la interpretación en el policial y su camino en el cine hablamos en exclusiva con él, quien además nos adelantó en exclusiva mucho del trabajo que tendrá por delante.
¿Cómo fue componer este personaje con tantos cambios?
Fue bastante peculiar porque casi todas las preguntas del personaje tienen que ver con el desenlace, es lo que le preguntaba a Alejandro cuánto mostrar y cuánto no para que no sea inesperado, hay muchas pistas en la ficción y fue difícil de pactar, es más difícil hablar de lo que no se tiene que ver que lo que se ve, creí siempre que tenía que ser un aliado incondicional en vez de alguien tan oscuro.
¿Cómo surgieron los detalles del personaje?
El género policial tiene eso, una cantidad de pistas, algunas falsas y otras verdaderas y el director tiene que poblarla de signos, de detalles, el detalle del cigarrillo es uno, y fue difícil, porque yo no fumo, debe haber como 30 escenas tiradas, y mil bloopers. Lo pactamos desde un inicio, en el policial los malos no son totalmente malos y los buenos no solo buenos, y no queríamos evidenciarlos.
Cuando trabajas como actor, ¿te cuesta dejar de lado tu costado de director?
No, en cine me pongo a disposición del director y de lo que diga, él tiene en su cabeza todo, yo apenas, con suerte, una parte. Tenía tres épocas en la película, filmadas totalmente desordenadas, y si no me ponían al día era complicado. Soy muy obediente en cine porque el director tiene ya una idea como mínimo de hace un año, a veces para ayudar al verosímil puedo discutir alguna cosa, si puedo ser más simpático o antipático, y ahí juego a ser director de mí mismo como lo hago en el teatro. Como director sé que es difícil que el actor venga a proponer cosas en otro nivel.
Estás teniendo mucha presencia en el cine, ¿qué te atrapa de los proyectos en los que participas?
Son varias, primero el guion, un libro en el que sientas que la vas a pasar bien más allá de la mirada estética, a veces confias en el director, y hay algo más perverso, en el teatro trabajo casi en mis propias obras, el cine se ha transformado en una colonia de vacaciones para mí, yo me libero de mi mismo, tengo un director, un proyecto, es un enorme divertimento y es mi escuela de actuación, mi rango actoral se lo debo al cine, porque en teatro me inscribo dentro de lo que creo que puedo hacer.
¿Cómo sigue el año?
Empecé filmando “Ni héroe ni traidor”, de Nicolás Savignone, seguí con “Baldío” de Inés de Oliveira Cesar, no sé cuándo se estrenarán, y presento “Cuando Llueve”, en el Teatro 25 de Mayo, una obra de Anthony Blake, una obra con la que tuve mucho contacto, la traduje y él pensó que sería ideal que la haga yo, me pareció interesante trabajar con una obra interesante, canadiense, del realismo del teatro anglosajón, van a estar Gloria Carrá, Moro Angheleri y Mathieu Perpoint. Después tengo “Los elegidos” de Daniel Gimelberg, sobre una pareja gay que quiere adoptar un hijo, pese a que esta Argentina a la vanguardia. Es una comedia de enredos, ya empecé a filmarla, se paró, porque querían que hubiese cosecha de maíz. Además tengo varios proyectos, vengo de dirigir “El fin de Europa” en la Comedie de Caen, ahora está de gira por los países de coproductores, y tengo ganas de presentarla acá con actores argentinos, es una obra grande, requiere de participación del teatro público, es una puesta inmensa, de cuatro horas, un poco como “La Terquedad” y en principio iríamos al Teatro de la Ribera.