
Entrevista: Guillermo De Oliveira «El western es un vehículo para contar cualquier historia».
De reciente visita por Argentina, Guillermo De Oliveira cuenta todo sobre su documental.
El film, parte del 20 BAFICI, habla de la recuperacion de una mítica locación, y a partir de eso dispara ideas sobre el cine, los géneros y mucho más. Hablamos con Oliveira para conocer más de la propuesta.
¿Por qué el western no sigue teniendo la popularidad de otras épocas?
Sí, es verdad que quizás en la época dorada de los westerns americanos, y luego con los spaghetti westerns que reventaban la taquilla, se han hecho westerns pero nunca volvieron a ser un fenómeno de masas, con algunos ejemplos de western popular, para acercar al público, como la remake de “Los 7 magníficos”.
Es muy raro esa ausencia ¿crees que la proliferación de producciones es el culpable?
Creo que tal vez saturaron el mercado, pero el público más joven no lo conoce. En la película lo ves así, que aquellos que van a desterrar las piedras ni habían nacido cuando se filmó.
¿Qué es lo que más te atrae a vos del género?
Que es un vehículo para contar cualquier historia, en los últimos años se demostró que ya no hay cadenas para narrar, que se puede hacer un western en Austria, Brasil, es un contexto, un espacio fílmico que no tiene por qué estar en el oeste y mucho menos contar historias de indios versus vaqueros. El western con sus grandes espacios permite lucirse a los directores. Es un género lleno de posibilidades.
Más allá de tu documental y el lugar que muestras, ¿pudiste recorrer otros espacios?
Sí, en el Desierto Tabernas, en Almería, quedan tres decorados en activo para rodar spots, algunas películas, videoclips, aún mantienen intactas sus fachadas. Los otros se han convertido en una especie de parque temático y funcionan como la memoria de esa época. Hay un proyecto también de poder recorrerlos por realidad aumentada. Es una memoria de películas que perdurarán en el tiempo.
E independientemente del momento, porque son atemporales. Por eso no entiendo su poca adhesión en públicos y espectadores más jóvenes…
Es una pena, no sabría identificar cual es la causa porque no terminan de volverse un fenómeno de masas como hace décadas, lo que no quita que se sigan produciendo westerns.
Cuando comenzaste la película ¿imaginaste conseguir los testimonios y que tuviera tanta trascendencia?
Para nada, venía de hacer cortos, y nunca imaginé hacer un largo con esto del grupo de fans recuperando el lugar, el proceso llevó meses y tampoco imaginé que tanta gente se sumaría, y eso que sigue, porque de cinco mil se recuperaron dos mil tumbas. Fue sucediendo de manera natural que apareciesen testimonios, creía que era genial que estén Clint Eastwood y Enio Morricone, y mientras rodábamos intentábamos que aparezca.
¿Era el objetivo tener esos testimonios?
No, pero sabía que tenerlas condicionaba a que sea un largometraje, y todo lo que muestro era imposible contarlo en diez minutos, o cómo se traslada eso a Burgos, y que mil soldados del ejército construyeran el cementerio, el puente, lo volaran, las anécdotas y cosas que iban apareciendo para contar y que llevaban a terminar en un largo.
¿Estás con algún nuevo proyecto?
Estoy en el desarrollo de mi primer guion de ficción, que creo es mucho más complicado que un documental. No puedo adelantar mucho, pero sí en hechos reales de finales del Siglo XIX, tiene algo de western, es una historia tan buena que me da la seguridad para afrontarlo.
¿Cómo sigue el recorrido de Sad Hill Unearthed?
Voy descubriéndolo a medida que lo recorro, se estrenó en Tokio, después fui a Santa Bárbara, Estados Unidos, en España se estrena en un Festival en Octubre, y en paralelo estamos trabajando la distribución, porque los festivales son ventanas, pero pequeñas. Los documentales en salas de cine tienen un espacio muy pequeño, llegarán a salas dos, pero por suerte tenemos otras plataformas para exhibirlas. En Japón se estrenará en cines, hay muchos fans del género allá, y están muy en sintonía con todo.