Entrevista: Emiliano Torres «Para mí el tema del trabajo es central como hilo narrativo».

Una de las sorpresas de la cartelera 2016 es “El Invierno” (2016), debut en la realización de Emiliano Torres, asistente de dirección histórico del cine argentino quien se lanza a narrar una historia intimista sobre un recién llegado que ocupa un lugar que hasta hace poco pertenecía a otra persona.

Protagonizada por Alejandro Sieveking y Cristian Salguero, este filme, mezcla de relato social y western llega a los cines tras cosechar infinidad de premios den varios Festivales internacionales.

Antes de viajar a San Sebastián, en donde consiguió el Premio Especial del Jurado y el premio a Mejor Fotografía EspectadorWeb dialogó con el realizador para conocer más el proyecto.

¿Cómo te sentís con el debut en dirección después de tantos trabajos?

Es un proceso bastante natural, hace 20 años que trabajo como asistente de dirección y en un punto dirigir es una consecuencia natural, me gusta ser asistente y lo hago por el placer de hacerlo y cuando surgió la posibilidad de dirigir yo mismo fue muy natural.

¿Por qué empezar en la dirección con “El Invierno”?

Me cuesta encontrar un punto en el que claramente la idea de hacer la película se haya manifestado, hay hechos azarosos, como un viaje a la Patagonia, donde conocí el trabajo de la gente rural, y llegar a plasmarlo en un guion me llevó 10 años, no así la escritura, que duró ocho meses, pero la elaboración de la película fue un proceso muy lento, con otras experiencias de vida y rodaje en otros lugares del mundo y tantas experiencias se fueron mezclando. El desarraigo como tema tiene que ver con otras películas en las que trabajé, situaciones en las que la injusticia, el desarraigo y la violencia se manifiestan más que en otros contextos y el resultado final es un poco eso tamizado con mis propias experiencias.

¿Cómo seleccionaste al cast?

Me costó bastante, no fue nada fácil, busque por canales tradicionales, haciendo casting, en mi trabajo conozco a muchos, pero no lograba dar con lo que buscaba porque necesitaba dos actores que se mimetizaran con el contexto, expresivos, sutiles, y cuando sentí que no aparecían salí de la ciudad e hice un casting regional en Corriente, Misiones y Paraguay y después de mucho tiempo dimos con Cristian Salguero para el papel de Jara, en una audición en  Posadas y la verdad es que me sorprendí, fue un momento mágico, justo ese día el audicionó para “La patota” y se fue a su casa con dos papeles forjantes bajo el brazo. Y luego seguí mi intuición y fui a Chile para encontrar a Evans, hice pequeños castings en un bar y el último que ví fue Alejandro Sieveking y cuando lo ví supe que lo encontré, además de actor es el daramaturgo más importante de Chile con un grado de entrega y compromiso enorme y estoy muy conforme con lo que hizo en el filme y agradezco habérmelo encontrado en la vida.

¿Fue complicado el rodaje?

Fue muy difícil, lo primero fue dividirlo, y más complicado por el presupuesto, filmamos dos semanas en invierno y luego volvimos en primavera y verano, eso alarga los procesos de producción y suma riesgos y costos, eso fue el primer desafío, y luego fue llegar en el momento de la nieve, con un equipo, lo suficientemente chico para esperar, armamos estrategias, había días en los que aparecía, otros que no, tuvimos que subir cientos de metros. Visto a la distancia creo que esa situación nos impuso un riesgo y una adaptación que dio mejores resultados que aquello que tenía escrito en el guion, que se modificó diariamente.

El filme se inscribe en una reciente línea sobre filmes que hablan del trabajo y su precarización…

Para mí el tema del trabajo es central como hilo narrativo, no solo en esta película sino que para mí es algo recurrente, acá me interesaba describir lo que sucedía relacionado al trabajo rural, con un sector que si bien está sindicalizado la lucha por derechos está relegado, históricamente, y quería ir más allá y ver la lucha de estos dos hombres por este trabajo miserable en este lugar y condiciones y creo que el filme plantea si esa lucha tiene sentido o no. Para mí va más allá de cuestionar la coyuntura sino que analiza la batalla que todos damos para ser un poco capataces de nuestras vidas.

¿Cómo te sentís con la participación del filme en los festivales?

Es algo que no había imaginado, no filmé ni escribí pensando en la participación del filme en un festival clase A, estoy sorprendido y hasta que no llegue y vea en la sala a la gente no lo creeré.

¿Te genera más ansiedad? ¿Más presión?

No, para mí es como un premio, la competencia en sí no me inquieta, siento que con estar a punto de subir al avión para presentarla ya gané y me siento liberado y feliz con haber llegado hasta acá, lo que viene es como un regalo, estoy ansioso por conocer las reacciones del público, pero estoy contento porque cuando terminé de editar la película estuve tranquilo con el resultado, sé que es una película y decente y que puede tener un recorrido, me sorprendió el grado que tiene, pero no tengo particular presión.

Más allá de tu experiencia, en el momento del rodaje ¿sentiste que te faltaban herramientas?

Es difícil, pero después de tanto tiempo de trabajar con tantos directores y ver tantas cosas en el set el aprendizaje va más allá de los recursos cinematográficos y tiene que ver con los riesgos que uno asume y la cámara es un instrumento más, no sentí que me faltara nada, me parece que se dio como tenía que darse y obviamente ante determinadas escenas ahora podes pensar que se podrían haber hecho de otra manera, pero quién sabe, creo mucho en la intuición y el azar, y con una naturaleza tan cambiante, más que en aprendizaje concreto.

 

 

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