
«El vasco»: El lugar de donde venimos

«Todo va a estar más o menos bien.»
-El mató a un policía motorizado
Hay lugares que no se van de uno, sino con uno. Que nos acompañan aún cuando deseamos alejarnos de manera tan metafórica como literal. Quizás porque ese lugar es parte de la propia identidad. Somos también de donde venimos.
En esta película dirigida por Jabi Elortegi y escrita por Xabi Zavaleta y Arantxa Cuesta, el protagonista es Mikel, un joven que tras una dolorosa ruptura quiere alejarse de su pueblo y toma una decisión drástica e impulsiva, tan impulsiva que ni siquiera sabe qué es lo que va a encontrarse tras ella. Y entonces viaja a la Argentina y termina en un pueblo de Córdoba con un familiar lejano que alguna vez le hizo una propuesta algo volátil para un trabajo. Un pueblo con una fuerte e intensa comunidad de descendientes de vascos. «Te vas a sentir como en tu casa», le dicen de manera amable a Mikel y por dentro él se quiere morir.
Poco hay además de idílico en ese viaje de escapada. El puesto no es tal y ni siquiera el lugar donde se hospedaría. Chelo (Eduardo Blanco), que lo recibe nunca esperó que realmente alguien se tomara en serio esa oferta, se presenta como un hombre de mucho chamuyo, como diríamos; alguien que en su afán de hacerte creer que todo está bien casi se lo miente a sí mismo incluso.

Así lo ubican hasta que pueda volverse (porque no tarda en decidir que no se puede quedar en este lugar) con la hermana su abuelo, una mujer que sufre demencia senil y se mantiene siempre en un estado catatónico y en silencio. A ella la cuida una joven interpretada por Inés Efron que se presenta amorosa y cálida, y además interesada por esta persona que viene del terreno vasco real. Una tarde en que él le canta una canción en vasco, la mujer mayor despierta, sale de ese trance, y continúa la canción y de repente parece recuperar toda senilidad. Con excepción de creerse que es una mujer joven y que esa especie de nieto lejano es en realidad su hermano ya fallecido.
A partir de esa situación se genera todo un juego para seguirle la corriente, porque a la larga hacía mucho tiempo que no se la veía a la mujer así de bien. Entre quedarse e irse, entre actuar y ser uno mismo, las cosas se van confundiendo y mezclando.
El vasco resulta una película amorosa y sencilla que quizás en algún momento acumula lugares comunes y estereotipos, donde no faltan comentarios y chistes sobre lo que es ser vasco o ser argentino en medio de ese choque cultural. Su protagonista Joseba Usabiaga, de todos modos en un registro hermético que lo diferencia del resto, queda bastante deslucido al lado del elenco donde se destacan más Blanco y Efron, uno con una calidez artificial y forzada y la otra desde la naturalidad, la frescura. Pero entre la comedia y el drama ligero, con algún momento más conmovedor pero también resoluciones apresuradas, resulta una experiencia agradable que además pone en foco temas sociales y cercanos como la migración y el exilio, las raíces y la identidad.