
«El retrato de mi padre»: Contra el olvido

Tras presentarse en varios festivales internacionales de cine y ser distinguida por la prensa especializada uruguaya como Mejor Película, Mejor Documental, Mejor Dirección, Guion y Fotografía, el viernes 26 de septiembre a las 19 hs., se estrena en Cine Arte Cacodelphia (Av. Roque Sáenz Peña 1150), El retrato de mi padre, un documental-thriller del realizador uruguayo Juan Ignacio Fernández Hoppe.
Fernández Hoppe tenía solo 8 años cuando su padre fue encontrado muerto en la playa. Ya adulto, intenta armar el rompecabezas. Para eso reúne lo que quedó él, enfrenta a sus familiares y recorre algunos lugares que podrían haber sido parte de la historia de ese hombre al que no conoce, de quien en vida solo recuerda que pasaba mucho tiempo en la cama.
Sobre la razón de la muerte, sobrevuela la idea del suicidio pero no se cierra la de la muerte natural. Su madre, que es psiquiatra, utiliza una expresión descriptiva pero ambigua: encontraron su cuerpo en la playa. No parece estar cómoda en el rol de entrevistada, acorralada entre una cámara y una pared blanca. Y es quien siempre parece tener algo que refute cada nuevo descubrimiento.
El director desde su rol de hijo y detective intenta llenar vacíos y se encuentra con una tarea ardua. Mientras indaga entre sus cosas descubre un pasado que no sabía que tenía, como musicoterapeuta, lo que le hace saber que tenía un lado artístico. ¿Ese costado de músico frustrado podría haber sido parte de ese declive emocional y anímico?
En algún momento también tiene que empezar a preguntar a su familia sobre esos psicofármacos con los que se encontró su cuerpo. ¿Cómo se conecta todo? Se van desplegando entonces diferentes aristas y aflora inevitablemente la cuestión de la salud mental.
Quizás Fernández Hoppe no consiga todas las respuestas, quizás se vaya con más preguntas todavía, pero este proceso en realidad tiene otro fin. No se trata solamente de construir o crearse la historia que no conoce, sino de reconciliarse, con uno mismo y con quien como él también lidia con esa ausencia de respuestas pero de otro modo, más silencioso y parco.
A la larga para eso sirve el arte. Para eso uno cuenta y se cuenta a sí mismo historias. El arte abre. Y acá Fernández Hoppe parece utilizarlo para sanar el dolor de esa ausencia y lo hace a través de la memoria colectiva, de reunir a gente cuyos testimonios puedan ir armando un Frankenstein, aunque sea imperfecto y deforme. Una lucha contra el olvido. Y también una historia sobre el amor y lo legado, que a veces no lo encontramos hasta que lo buscamos.
Criado bajo la influencia de su padrastro, el escritor Mario Levrero (quien trabajó la literatura autobiográfica incluyendo a Juan Ignacio y su madre en algunas de sus novelas como El Discurso Vacío o La Novela Luminosa), Juan Ignacio ha estrenado dos films autobiográficos o con foco en su familia (Las flores de mi familia -primero- y ahora El retrato de mi padre) protagonizados por su madre, su padre, su abuela, sus primos, su tía, su perra y especialmente por él mismo.