«El polvo»: Registro de un duelo

Tras presentarse en varios festivales internacionales de cine donde además fue distinguido con varios premios, el sábado 18 de octubre a las 19 hs. en Cine Arte Cacodelphia, se estrena El polvo, documental de Nicolás Torchinsky que reconstruye la vida de su tía July, una artista trans exiliada durante la dictadura.
Transitar un duelo muchas veces consiste no solo en descubrir o repensar a la persona que nos dejó, sino también a uno mismo a través de ella. El director de La nostalgia del centauro, Nicolás Torchinsky elige recordarla y descubrir a esa tía July, artista trans a las que algunos se refieren como él y otros pocos como ella, desde sus objetos y recuerdos narrados oralmente por algunos de sus cercanos a medida que se desarma, vacía esa casa.
Con una construcción de planos estáticos y largos, con silencios que a veces se apoderan de ciertos momentos, o la lluvia que acompaña una escena abierta (“no pasa nada”, se queja alguien ante la decisión de filmar esa lluvia) a diferentes posibilidades, Torchinsky apuesta a un registro poético y sensible. Porque a veces deja que sea el mismo tiempo el que revele lo trascendental, como si él fuese un testigo que no quiere intervenir.
Se trata de un retrato íntimo y una película que enfatiza en el poder de los recuerdos. A la larga, ¿qué son? Construcciones. Construimos esas historias a base de objetos, pensamientos y nuestra propia historia. Torchinsky evoca así a esa tía inolvidable, a esa personalidad.
La visita inoportuna es la muerte. El director decidió en el 2015 empezar a grabar conversaciones con su tía para poder hacer una película sobre ella. Pero no tenía previsto que al poco tiempo se enfermara gravemente y falleciera. Es así que el proyecto muta y se convierte en este documental, donde predominan las imágenes de ese departamento ahora deshabitado. Y esa sensación de vacío la transmite de una manera muy lograda y conmovedora, poética incluso.
Es cierto que, como muchos documentales que bucean en lo familiar, estos procesos parecen funcionar como una manera de sanar, curar, recomponer. El polvo es la manera que encuentra el director de transitar el duelo. Y esa es en gran parte la función del arte, un medio para expresarse y transmitir emociones, que lo íntimo se torne colectivo.
Pero El polvo es también un ejercicio de memoria. La memoria de una compañera trans. Una figura que gracias al recuerdo que vive en los demás no se va a ningún lado.
