“De Trapito a Bachiller”: Esperanza y dignidad

Las historias de crecimiento y superación personal siempre rinden en un contexto cinematográfico, se conmueve al público (mediante el uso o no de golpes bajos) ubicando al espectador en los pesares del protagonista y se señala su recorrido ascendente hasta superar lo que parecían sus propias limitaciones.
Algo (mucho) de esto hay en De Trapito a Bachiller, documental de Javier di Pasquo centrado en la figura de “El Gonza” que, como se adivina desde el título pasa de ser uno de los mal llamados “Trapitos” a cursar un título de bachiller.
Pero el principal acierto del documental es no quedarse en el esperado “sentimentalismo” de la historia de vida; di Pasquo y su equipo utiliza a “El Gonza” como un botón de muestra, como un punto de partida para abrirse a temas mayores, más complejos y difíciles de abarcar, como la inserción y la condena social, y el sistema educativo y su necesidad de una reformulación.
De estructura clásica, mezcla de observación con el protagónico del joven protagonista funcionando como presentador en primera persona de su vida, su pasado, su presente, y su entorno; es imposible que El Gonza no nos resulte querible. De entre muchas de las frases contundentes, casi sentencias, que se escuchan en el film, se escucha de la boca de nuestro antihéroe “…

Mi viejo siempre me dijo vos vas a terminar detrás de las rejas o con un tiro en la frente, atrás de las rejas ya estuve…”. No en vano esta frase es utilizada como “leit motiv” para el documental; “El Gonza” tenía, como tantos, como muchísimos otros, su destino marcado desde bastante antes que el pudiera decidir por sí mismo.
Es un ser marginado, al que las oportunidades se le cierran antes de asomarse; y siempre los caminos erróneos son los que más retumban para ellos. Tuvo problemas de drogas, con la justicia, con la sociedad, se las rebusca como puede y vive en un asentamiento.
Lo último que se pierde no es la esperanza, es la dignidad interna, la fuerza de cambiar las cosas, y así “El Gonza” se inscribe en el Bachiller Popular Maderera Córdoba sobre la Avenida Córdoba en Capital Federal; y ahí lo espera un mundo nuevo. Como si fuese un guía turístico, Gonza nos muestra los interiores de esa escuela para jóvenes y adultos que no funciona como las demás, tiene un estructura distinta, un método de enseñanza distinto, y materias distintas.

La escuela se maneja con asambleas, se les enseña filosofía y otros cursos sociales, y se intenta que los estudiantes, en su mayoría en la misma situación del protagonista, aprendan a valerse por sí mismo, les enseñan que no son distintos que los demás, por más que la sociedad los rechace, que las oportunidades también existen para ellos.
En tiempos en dónde el sistema educativo se encuentra tan cuestionado, y en donde la sociedad por cuestiones ideológicas de base se encuentra intrínsecamente divida, documentales como De Trapito a Bachiller son profundamente necesarios, más allá de la calidad técnica de los mismos.
Su director no viene a revolucionar el mundo artístico, a implantar una nueva estética; viene a plantar una bandera ideológica clara e inconfundible. Aquel que quiera permanecer ciego frente a esta realidad no podrá decir que no existen las herramientas para enterarse.
