«Casi muerta»: Aprovechar el día

La segunda película como director de Fernán Mirás tras El peso de la ley, es una comedia protagonizada por Natalia Oreiro sobre una mujer que se entera que le queda un mes de vida.

Casi Muerta es una versión bastante libre de Bypass, una comedia española del 2012. En esta historia, María es una mujer que sufre un ataque cardíaco y en el hospital le diagnostican que a causa de la fragilidad de su corazón no tendrá más que un mes de vida. Es así que el grupo de amigos incondicionales desde la infancia llaman a Javi, el que se alejó e hizo su propia vida, con carrera exitosa y novia, en Montevideo. Cuando Javi regresa, regresan también sentimientos que creía olvidados y que, no sabía, eran recíprocos. Javi y María se confiesan estar enamorados y deciden pasar juntos el tiempo que queda; ella, sin saber que otra mujer lo espera del otro lado del charco y él, creyendo que pueden aprovechar el tiempo que se queda y hacerla feliz sin darle a conocer a ninguna de sus mujeres la verdad.

Este grupo de amigos de toda la vida estará dispuesto a hacer lo que sea para que el último mes de María sea memorable. No se recae en temas como el desperdiciar tu vida ni grandes aspiraciones, simplemente disfrutar de lo que queda, con todo lo que la vida tenga para ofrecer, incluso aquellas cosas que se postergaron siempre esperando otro momento que tal vez no llegue.

Casi muerta apuesta al humor negro y es en esas escenas donde más se luce. Se destacan dos: la de la funeraria y la de la cena de Navidad en la que todo está a punto de estallar. Sin embargo a lo largo del resto del relato, ni el humor ni la emoción están construidos de una manera genuina. Al contrario, hasta los diálogos por momentos resultan demasiado cursis y empalagosos. Pero lo peor es que como el humor negro no se la juega por todo y se apuesta a un tono más cercano, casi toda la historia peca de inverosímil por cómo está construida.

Los personajes, por ejemplo. Con excepción de algunos secundarios que presentan algunas pinceladas interesantes, sus protagonistas no tienen casi desarrollo, en especial el personaje de María. Natalia Oreiro le impregna carisma a su personaje pero de ella nunca sabemos otra cosa, de qué vive, si trabaja, de su familia, qué le gusta. Sólo que está por morirse y que decide aprovechar al máximo lo que le queda de tiempo.

Diego Velázquez no termina de hallarse cómodo con su Javi, alguien a quien se le mueven todos los estantes cuando le cae la ficha no sólo de la muerte de la mujer de la que estuvo siempre enamorado, sino de que se perdió el tiempo, de que otra podría haber sido la historia y ahora ya es demasiado tarde. Secundarios como Paola Barrientos, Ariel Staltari y Alberto Ajaka se roban sus escenas, aun con personajes de dimensiones desparejas.

A la larga, Casi muerta parece una película dirigida en piloto y escrita con algunas ideas que no logran resolver. El guion escrito por Beatriz Carbajales, Rodrigo H. Vila y Fernán Mirás se sucede de manera rápida y caótica, desordenada pero sin un tono que lo ampare, sumado a personajes que parecen intercambiables.

La propuesta de reírse de la muerte en lugar de apostar por la solemnidad o la filosofía existencial se agradece, de aceptar lo inevitable y que haga reflexionar sobre aprovechar cada día. Probablemente eso fue lo que más le interesó de la historia a Mirás. Pero el resultado deviene en una comedia poco graciosa (a excepción de las dos escenas mencionadas más arriba) y bastante inverosímil, y la química entre la pareja romántica no siempre consigue brillar.

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