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BARS XV (Día II): Altibajos dentro y fuera del Planeta

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Regresamos al Monumental Lavalle para seguir disfrutando del Buenos Aires Rojo Sangre en su decimoquinta edición. Luego de un primer día de films claustrofóbicos, agobiantes, y sobre todo, experimentales; en esta segunda jornada comenzaría la variación con cuatro películas procedentes de latitudes tan dispares como Canadá, Bélgica y Chile.

Lo primero que presencié fue The Drownsman, nuevo film de Chad Archibald (Neverlost) proveniente de Canadá, en competencia Internacional. Hay una mujer, Madison (Michelle Myllet), que tiene fobia al agua tras casi ahogarse en un lago inexplicablemente. Vive traumatizada por el hecho, y eso mismo la lleva a recluirse, más aún cuando empieza a ver figuras extrañas que asocian a la misma fobia.

Por una serie determinada de hechos, las amigas, que quieren ayudarla a pasar ese trance, terminan liberando lo peor que se oculta en aquello que traumatizó a Madison, y va a ir tras ellas. Archibald creo una de terror tradicional, con bajo presupuesto pero buena técnica, que, si no sorprende, como mínimo sí es muy efectiva. No algo por ya visto pasa a ser despreciable, y Drownsman es un film con buenos sustos, buenos efectos, con algunos guiños a clásicos para asiduos del género, y un monstruo que uno quisiera se convierta en figura de saga, quien sabe. Ideal para quienes buscan un terror más directo y básico.

Seguimos con la belga Seuls à Bord de Jean-Francois Guay, director de Allers Simple. Film que intenta mezclar el terror con el humor sobre la base de una historia morbosa, pero hace aguas salvo en el ítem morboso. Capra, Un hombre solitario que vende seguros, conoce a una chica al costado de la carretera, de inmediato se obsesiona con ella y nace una incipiente historia. Pero la chica, Chiara, tiene problemas; es buscada por unos mafiosos, y al poco tiempo, es asesinada. Es ahí cuando Capra termina de conciliar su romance, carga el cuerpo de Chiara en su auto y recorre las carreteras a puro amor mortuorio, cada vez más putrefacto, pero parece no importar, él sigue actuando como si su enamorada continuase viva.

Desconcertante es poco; más que filmada con bajo presupuesto es filmada en apuros, con planos sucios y un cierto regodeo por remarcar la premisa principal. Capra no genera demasiada empatía y se hace difícil remontar una historia sobre y otro ser que es inanimado. No es Nekromantic ni estoy seguro que quiera serlo. Entre cierto aburrimiento y algo de aburrimiento; un punto flojo de la programación del festival.

Para quitarme el mal trago, y de paso, descansar un poco de las propuestas de terror (ya estaba viendo con cariño un cuchillo filoso), el tercer film de la jornada fue Projet-M, experiencia canadiense dirigida por Eric Piccoli. Ciencia Ficción reflexiva. Esta historia, que comenzó siendo una serie web, y se financió mediante crowfunding, es la de un grupo de astronautas que tienen como misión pasar 1000 días circundando el Planeta Tierra en una estación espacial con el fin de probar que podría llegarse a Europa (la luna de Jupiter, no el continente del que ya sabemos se puede llegar).

Todo marcha rutinariamente bien, hasta que promediando el proyecto y la estadía espacial, algo sucede y el Planeta Tierra estalla por una guerra nuclear. El grupo deberá aprender a convivir con la nueva realidad que los choca de frente, no tienen a dónde regresar y todo lo que conocía probablemente ya no exista, sólo les queda eso que ven ahora. Quizás no sea para los amantes de la acción en la ciencia-ficción, pero quienes busquen teorías realistas, planteos que van más allá que el CGI de explosión, y el interés por los personajes y la historia, van a pasar un buen rato. De impacto visual más que interesante, cuesta creer lo que se logró con los medios que se tenían a alcance (no olviden que es crowfounding). Una perlita llamativa como para bajar un poco a tierra… y a Tierra.

Terminamos el día visitando nuestro continente. Perfidia, del chileno Lucio Rojas era uno de los films más esperados del festival, luego de que Rojas nos interesara con su anterior film de zombis Muerte Ciega. Ahora el ámbito es completamente otro, nada más alejado de los rabiosos zombis. Los protagonistas son una pareja de amantes, Laura y Rubén, que se reencuentran después de 15 años y deciden “celebrar” ese encuentro en una cabaña alejada de la ciudad. Desde el comienzo las cosas parecen no funcionar, ellos son amantes, hace mucho que no se ven, se rencuentran, quieren concretar, pero se llevan mal, son muy distintos y también son distintas sus motivaciones. Ella tiene una familia a la que abandona para escaparse un rato con él, él tiene un presente distinto.

Cuando todo daba pie para un drama introspectivo sobre el ocaso de una pasión, aparece el terror de la mano de presencias que acechan a la pareja, que los persiguen en la oscuridad del bosque, y cada vez son más concretas. A su vez, esto nos permitirá conocer un poco más de la historia de ellos por separado. Una mezcla de climas que no termina de cerrar del todo, lo mejor son sus protagonistas Catherine Mazoyer e Iñigo Urrutia. Escenas que descolocan por su disparidad, y un intermedio que no termina de definir ni un potente drama ni un interesante argumento de terror psicológico (aunque en el conjunto esto sea lo que más presencia tome). Una suerte de film Clase B diferente a lo acostumbrado, aunque falta pulirse.

En este segundo día el BARS nos llevó a recorrer el mundo y hasta a salirnos de él, con pros y contras, no toda la programación de un festival de esta envergadura puede ser de alto nivel, pero la presencia de algunos buenos resultados como dos de los que vi hoy, reconfortan y elevan el promedio.

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