#BAFICI24: Los terrenos
Después de Marea Alta, la directora Verónica Chen llegó a la Competencia Argentina con Los terrenos, una película que navega por aguas similares y que se presenta como un tenso thriller aun rodeado de la calma que el mar promete.
Vera (Azul Fernández) es una joven mujer casada que se encuentra esperando su primer hijo. Una argentina que viaja a Las Dunas, un pueblo costero de Uruguay, con el fin de comprar un terreno para construir una casa de veraneo. Su marido es quien provee el buen pasar económico y mientras ella deambula por la playa, sintiendo una conexión especial con ese mar azul que la rodea y del cual quisiera siempre sentirse cerca.
En esos paseos encuentra un cartel de venta en una amplia zona aislada al lado del mar. Construido solo tiene una pequeña casilla donde vive una mujer con su hijo pequeño, mujer que le indica que hable con el Suárez del cartel sobre el tema. Ahí entra en escena el personaje que interpreta César Troncoso, un hombre de mucha labia que desde el vamos se intuye como «un chanta», aunque también se muestra servicial y atento. Vera no es ingenua pero lo acepta porque lo quiere es ese terreno, encaprichada con que no hay otro que la pueda convencer.
Los problemas empiezan cuando la venta se echa para atrás y Vera no quiere aceptar un no. Las diferentes idas y vueltas entre Vera y Suárez, el portavoz de este dueño que nunca aparece más que a través de él, van llevando la película hacia una zona escabrosa. Si bien desde el principio hay una latente tensión en la atmósfera, esta va creciendo a medida que a Vera las cosas se le empiezan a ir de la mano.
Los terrenos tiene varios puntos en común con Marea Alta (a la cual incluso cita de manera directa en un detalle cerca del final), notable película anterior de la directora que además contó con un gran protagónico de Gloria Carrá. Otra vez la lucha de clases se muestra de un modo provocador, con una protagonista ambigua a la que la situación se le sale de control y reacciona solo en favor de su bienestar. Pero Los terrenos resulta menos redonda y más redundante. No pierde de todos modos un tono que por momentos se acerca al humor negro y eso la eleva, siendo el punto cúlmine ese plano final sobre el que llueven los créditos, con la canción elegida para musicalizar.
Aunque resulte predecible, Los terrenos logra mantener la tensión toda la película y en el medio nos llena de contradicciones. Estamos ante una realizadora dispuesta a tomar riesgos, como plasmar una lucha de clases sin ponerse del lado esperable, en realidad sin ponerse de ningún lado más que elegir un punto de vista, y generando un montón de incómodas contradicciones al respecto. Y Azul Fernández brilla como esta mujer dispuesta a conseguir lo que quiere.

Muy buena con una lectura política posible entre una porteña que desea invertir en Uruguay y un corredor inmobiliario que, aunque uruguayo, representa un estilo demagógico en sus manejos, extorsionando también pese a lo cual a veces podemos darle alguna razón.Hay muchos guiños a captar , hay buena fotografía y al que quiere acción y buen feminismo lo va a encontrar