
Es sabido que la leyenda del hombre lobo ha cautivado al público durante siglos, y era esperable una reversión de esta temática para este tiempo. Recuerdo títulos como «El bosque del lobo» (1970), la clásica y divertida «Un hombre lobo americano en Londres» (1981) y su secuela («en París» allá por 1997) o la saga completa de «Underworld», que es muy popular. Recomiendo en ese sentido que busquen «Dog Soldiers» (2002) que es muy interesante si les atrae el tema y es poco conocida por el gran público. No es que sea una extensa librería la del tema, pero hay material.
Quizás no les suene el nombre de Leigh Whannell, pero les cuento, fue el guionista de la «Saw» original y hace años que viene haciendo películas de género, donde trabaja con el suspenso y las transformaciones físicas. Incluso firmó «The invisible man» (2020), aquella pequeña joyita de suspenso protagonizada por Elisabeth Moss, que por estrenarse en pandemia, no tuvo demasiada repercusión.
Whannell es un narrador sólido, le gusta enfocar en las atmósferas y exponer los cambios emocionales y orgánicos de sus personajes. Así es que luego de escribir el guión con Corbet Tuck, se lanzó bajo el paraguas de Blumhouse a nutrir su extenso catálogo en este inicio de año.
La película comienza en el Oregón de los años 90′, donde conocemos a un padre y a un hijo que viven en un relativo aislamiento en el desierto. Lo que vemos es que algo hay en su relación. Permanecen aislados y con poco contacto con el medio que los circunda. En este flashback somos testigos de un incidente que hará que el niño comience a tomar conocimiento sobre una oscura amenaza que habita en la región. El cuidado y la seguridad que su padre provee tiene una razón en particular.
La cuestión es que el chico crece y se convierte en Blake (Christopher Abbott), nuestro protagonista. Con la noticia de la muerte de su padre, decide regresar al pago y cree que es buena idea, llevar a su esposa e hija con él a ese rancho aislado en el bosque plagado de recuerdos de su infancia. Una noche viajando hacia el lugar con un camión de mudanzas, algo los golpea y los saca del camino, provocando un serio accidente. Y más que eso, un lobo aparece y lastima al protagonista, por lo cual ya nos vamos preparando para lo que viene.
Blake y su familia se refugian en la casa, siendo acosados no sólo por el enemigo externo, sino también, por la transformación paciente que se da en Blake, mordido en el ataque previo. Están aislados y temerosos, tratando de sobrevivir a lo que vendrá…
La producción de «The Wolf Man» (2025) ha sido meticulosa, buscando una buena locación y acierta en recrear una atmósfera opresiva y gótica para el producto. La banda sonora original, compuesta por Benjamin Wallfisch, acompaña la acción con melodías inquietantes y disonantes, intensificando la tensión y el terror. El escenario está muy bien construido, desde ya. Whannell, conoce el paño y una vez más demuestra su habilidad para crear historias de terror psicológico.
Me gusta que el cineasta explore temas como la identidad, la herencia y el miedo a lo desconocido, a través de una historia que conecta con lo inevitable y el dolor, todo, contado con el tempo adecuado. Nota especial para la pareja protagónica: Abott la rompe, con una actuación física desconcertante y original y su pareja, Charlotte, jugada por Julia Gardner, no se queda atrás.
Si bien no me gustó el cierre de la historia (no todas le salieron redondas al hombre de la silla), reconozco el valor de lo narrado y creo que es una cinta interesante para los amantes del género.
About The Author
Rodrigo Chavero
Periodista, docente y redactor de contenidos. Amo el cine y no hay mejor plan que ver películas.
Coordino Espectador Web desde 2011 y en mis redes hay mucho material de cine, teatro y espectáculos en #CABA.