«Vera y el placer de los otros»: El deseo como motor
Ópera prima de dos rosarinos, Romina Tamburello y Federico Actis -ganadores a Mejor Dirección en el pasado Festival de Cine de Mar del Plata- dirigen la historia de una adolescente en pleno despertar sexual.
Hija de una mujer que trabaja mostrando departamentos para una inmobiliaria, Vera aprovecha ese departamento que no consiguen alquilar hace un año y monta un pequeño y discreto negocio. Los adolescentes ya no van a telos, están caros y pasados de moda, entonces Vera les alquila por un precio módico ese departamento vacío al que le agrega una bolsa de dormir. Cuando se es joven no se necesita mucho más. La urgencia de cuerpos y hormonas en plena ebullición son suficiente.
Vera comienza a experimentar con su propio deseo y placer a través del de los demás. Primero desde un lado más vouyerista, desde afuera pero cerca. Hasta que en un momento se introduce en una peculiar relación de tres, todo siempre tratado con mucha naturalidad.
Luciana Grasso se convierte en la actriz ideal para interpretar a esta joven que no conoce de tabúes y se permite disfrutar de su sexualidad sin cuestionarla, incluso cuando eso la lleva a lugares que muchas veces suelen ser retratados con tonos más oscuros o ásperos.
Acá estamos ante una película bastante tierna, delicada, por momentos divertida, siempre fresca. Es que tiene la mirada de esta joven que no tiene prejuicios al mismo tiempo que no puede evitar esa relación tirante con su madre, algo tan propio de la edad que transita.
La protagonista contagia mucho con sus gestos, con ese paso tan típico de la adolescencia del enojo a la sonrisa en cuestión de segundos. Inés Estévez en el personaje de su madre terminan de complementar esta relación retratada con mucha autenticidad. Dos personajes que chocan, porque son de distintas generaciones y algunas miradas difieren, incluso con cierta hipocresía a veces en sus prohibiciones, porque esa madre también tiene su propio deseo y su propio recorrido.
Una mirada fresca y sin tapujos sobre el despertar sexual, sobre el deseo y el placer femenino, sobre esos primeros pasos en un sendero que nunca dejará de conocerse no importa cuánto se lo explore. Y también una historia sobre el paso de la niñez a la adolescencia, esa adultez que no llega, que se quiere alcanzar y se la teme por igual. Un mundo de complejidades retratados con frescura y corazón.