
«The Apprentice» (2024), bajo la dirección del iraní Ali Abbasi, se adentra en la controvertida figura de Donald Trump, ofreciendo una mirada descarnada y provocadora a los primeros años de su carrera empresarial. La película, que ha generado tanto elogios como críticas, se presenta como un retrato psicológico que busca desentrañar los mecanismos que llevaron a Trump a convertirse en una de las figuras más influyentes y polarizantes del siglo XXI.
Lo primero que llama la atención es por qué un director iraní se preocupa por contar esta historia. Y ahí surgen un grupo de conjeturas que enmarcan bastante de lo que veremos: a Abbasi («Border» y «Holy Spider», sus trabajos centrales para conocerlo), le fascinan los personajes complejos, fuera de serie y desconcertantes. También se interesa por bucear en la faceta moral de cada perfil que habita en sus historias, por lo cual, puede ser entendible que haya elegido a Donald Trump como figura gravitacional de este tiempo…
La historia se centra en la relación entre el rubio millonario, interpretado por Sebastian Stan, y su mentor, Roy Cohn, encarnado por Jeremy Strong. Cohn, un abogado de lo peor que se recuerde en pantalla, se convierte en el guía de Trump en el mundo de los negocios neoyorquinos de aquellos lejanos años 70. En ese tiempo conocemos un perfil del candidato republicano y ex-presidente, poco imaginado desde el presente. Un hombre promisorio, que sería moldeado por un «monje negro» para desarrollar su característico estilo agresivo, su obsesión por el éxito y su particular mirada sobre cómo tratar a la gente a su alrededor.
La caracterización de Sebastian Stan ofrece una interpretación convincente del millonario político, capturando su egocentrismo, su falta de empatía y su habilidad para aplastar cualquier mirada que se pose sobre él. Stan se mueve con soltura y junto a Jeremy Strong, hacen un tándem poderoso e incómodo (sobre todo este último) que fuerzan toda línea territorial para invadir espacios y personas.
Me gusta la decisión narrativa de evitar caer en una mera crónica de hechos conocidos y la actitud del director para animarse al terreno de la especulación, invitando al espectador a reflexionar sobre lo que sucede en los estratos del poder. Abbasi pretende expresar (entiendo yo), que Trump no sería quien es, sin haber sido mentoreado por Cohn. No lo sé, y creo que desde el rol de espectador, la conjetura se ve posible y bien cimentada por un guión bastante crudo y directo.
«The Apprentice» entonces, invita a la reflexión sobre el ascenso de Donald Trump y los factores que contribuyeron a su impacto mediático. Y aunque su visión es parcial y controvertida (aumentada por la procedencia geográfica de su director), la película ofrece un ejercicio de reflexión psicológica de cómo funciona la mentoría a alto nivel. Quizás lo más discutible es, para que público fue pensada la cinta. No todos, entiendo, se sienten naturalmente atraídos por este singular personaje, al menos desde el sur del continente americano.
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Rodrigo Chavero
Periodista, docente y redactor de contenidos. Amo el cine y no hay mejor plan que ver películas.
Coordino Espectador Web desde 2011 y en mis redes hay mucho material de cine, teatro y espectáculos en #CABA.