«Gaby on the roof in July»: hermano mío (estilo mumblecore)
Seguramente se extrañarán del título de la nota. Qué será el «mumblecore» se preguntarán si no son iniciados en el «indie» americano? Bueno, en pocas palabras es una línea de trabajo que está de moda en la última década en el gran país del norte en la cual las normas son: bajo presupuesto para la realización, ojo puesto en las relaciones de la gente joven de entre 20 y 30 años, guiones improvisados y actores no profesionales. Hay un grupo enorme de cineastas piolas (se abaratan los costos de producción, así que es un género florenciente en EEUU) que hace sus primeros ensayos en esta corriente, mientras espera dar el gran salto hacia el cine de los estudios importantes.
En lo personal, la propuesta me parece atractiva, pero depende del film. Hay algunas muy interesantes, otras no tanto.
«Gabi on the rood in July», cuenta la historia de una vacación especial. La protagonista es una chica de veinte años que acaba de finalizar su año escolar en Oberlin y obtuvo un major (especialización universitaria en teatro) y está deprimida por la separación de sus padres. Ante la llegada del verano, Gabi (Sophia Takal, quien produjo y editó esta cinta), parte entonces a visitar a su hermano Sam (Lawrence Michael Levine, quien también fue responsable detrás de las cámaras), quien ya ronda los 30 y está intentando hacerse un lugar como artista en la dura Nueva York.
El tiene en este recorte temporal, muchas preocupaciones, pero podemos resumirlas que cuando avanza el metraje vemos que le importa mucho que su trabajo sea valorado y tiene claro que de él quiere vivir (todo el tema con la galería y la muestra) y que está en una coyuntura emocional compleja porque está en crisis con su novia. Alguien del pasado llegó y al hombre las estructuras se le mueven, bastante. Tanto, que no le da ir a recibir a su hermana cuando llega. Pero Gabi tiene lo suyo. Se siente libre, libera su angustia y trata de mostrarle a su hermano y sus amigotes (un compañero de cuarto -Charles- y otro que está instalado temporalmente ahí – Garrett) que ella quiere experimentar el arte, fuera de las galerías y el circuito comercial: no se ata a ningún preconcepto y está siempre dispuesta a experimentar.
La película trae, por un lado, una trabajada visión de las relaciones entre hermanos cuando los separan, un década y experiencias de vida distintas (Sam hace ya mucho tiempo que dejó de vivir con sus padres y eso está muy marcado en la trama). Por el otro, intenta mostrar lo difícil (en comparación con otras épocas, debo decir) que es relacionarse más allá de lo corporal, con un otro. Y por último, está el debate artístico que los dos hermanos representan: Sam ya forma parte del circo y pelea su lugar palmo a palmo, entendiendo las reglas de lo establecido (madurez?) y Gabi se rehusa a siquiera pensarlo: todo debe ser natural, espontáneo, efímero, violento, puro. Ni hablar de pensar en algún encuadre formal para eso.
No podemos anticipar más de la película, que en principio, nos pareció intensa, desprejuiciada y de a ratos, tiernamente confusa. Cuentan la pareja de protagonistas (responsables de todo, realmente) que generaron arriba de cuatro horas de guión y situaciones improvisadas que tuvieron que editar, para darle forma a «Gaby on the roof in July». Se nota. Es decir, condujeron muy bien a su equipo, desde lo interpretativo, pero tanto material algo hace sentir al film un poco desparejo (algunas escenas son extendidas innecesariamente, creo y eso que el corte final clavó en 102 minutos) y para mi gusto,lo sentí, un poco claustrofóbico (a pesar de las tomas en parques). Reconozco que el mumblecore no es para cualquiera.
Más allá de eso, es muy interesante y si no están familiarizados con el género, deberían verla. Es una gran puerta para conocer esta visión del cine contemporáneo norteamericano. Levine (pareja en la vida real de Takal) se perfila como un cineasta al que hay que prestarle mucha atención.
Saludamos que Tren distribución la haya traído a la Argentina. Se vio en un BAFICI (en 2011) y ahora tiene un estreno comercial pequeño pero al que hay que saludar.