
«Los ojos de Van Gogh»: La inmortalidad de las almas

«Desde luego que para el arte, donde se tiene necesidad de tiempo, no estaría mal vivir más de una vida».
Cartas a Theo – Vincent Van Gogh
El prolífico José Celestino Campusano continúa explorando con el cine, esta vez con una rareza: una producción en inglés escrita junto al actor protagonista Donald Mann.
Mann interpreta a un hombre convencido de ser la reencarnación o la transmigración del pintor del título. Dueño de un hotel en una identificada fría zona costera (se pueden reconocer puntos tan distantes como Ushuaia y San Clemente), acude a la psiquiatra, toma medicación, pinta mimetizado como Van Gogh y cree reencontrarse con un viejo amor.
A su alrededor nadie disimula en tratarlo de loco. Sin embargo son las mujeres quienes al menos intentan comprenderlo (la psiquiatra y la joven que se aparece en su hotel). Incluso el propio Amos Cutter (el personaje en cuestión) entiende que no es él, sino que lo siente como una reencarnación. La relación de él con su hermano o la aparición de la joven musa que carga con un posible tráfico final ayudan a crear paralelismos.
Donald Mann, que protagonizó en Estados Unidos el primer largometraje en formato 360° también dirigido por Campusano, interpreta con suficiente solidez a su intrigante personaje y además cuenta con un parecido al del pintor. En cambio, a quienes los rodean ni siquiera se los siente cómodos en el lenguaje extranjero y terminan confirmando que el punto débil del realizador oriundo de Quilmes es la dirección de actores. El equipo y el resto del elenco son argentinos.
El guion surge de la síntesis de una obra que el actor estadounidense protagonizó en el off Broadway y de un personaje de una serie que escribieron juntos, y el plan original era rodar en New Jersey, cuentan en la gacetilla.
Hacia el final la película abraza su costado esotérico pero no subraya ni entrega respuestas precisas, prefiriendo sugerir y abrir preguntas sobre la locura y sobre el tiempo, también el arte y la soledad. Una propuesta arriesgada para el realizador que se caracteriza por sus dramas sociales, pero aunque a nivel técnico luce atractiva (en especial, cuenta con una bella fotografía) resulta fallida en su contenido, con personajes sin dimensión y actuaciones flojas.