«La práctica»: Reencontrarse con uno mismo
La nueva película de Martín Rejtman es una coproducción entre nuestro país, Chile y Portugal. Tiene en el centro a Esteban Bigliardi como un profesor de yoga recientemente separado que entre alumnos y algunos achaques.
Gustavo y Vanessa son un matrimonio de dos profesores de yoga que acuden a terapia de pareja aunque la separación ya parece definida. A Gustavo le toca quedarse con el estudio pero dejar la casa y encuentra la solución momentánea de vivir con su cuñado y luego en una pequeña habitación de alquiler. Los proyectos compartidos, como las clases de yoga en diferentes turnos o el viaje a la India, quedan truncados y cada uno debe reacomodarse.
La realidad de Gustavo se le torna caótica. Se lesiona la rodilla al mismo tiempo que tiene problemas con una alumna durante un terremoto, no consigue un techo fijo ni cómodo mientras deambulo de lo de su cuñado hasta una habitación de alquiler, las visitas imprevistas de su madre (infalible participación de Mirta Busnelli) lo ponen nervioso y no deja de ser un extranjero. Sin proponérselo, de a poco la práctica de yoga va quedando un poco atrás, los retiros son más espaciados y la rodilla lo lleva a ejercitarse de otra manera. Y el mundo parecerá más pequeño cuando se la pase reencontrándose con antiguos alumnos.
Todo lo que se pueda contar de la película poco se parecerá al modo en que Rejtman narra sus historias y a sus personajes, con ese humor característico, extravagante, absurdo o seco, con un lente fijo en pequeñas situaciones más cotidianas o en ciertas repeticiones.
Rodada casi por completo en Chile, a excepción de Bigliardi, Busnelli y una actriz alemana, cuenta con un elenco local. Cada parte del elenco entiende el registro al que apela Rejtman, que a veces parece demasiado calculado (se trata de un director que además es guionista y que no apuesta nunca por la improvisación).
Entre el ir y venir de su protagonista, pero también de los personajes que orbitan a su alrededor, La práctica es una comedia que tiene también algo de reflexión sobre las vidas que llevamos, hacia dónde vamos de manera inevitablemente y hacia dónde queremos ir realmente. Cuestiones que se plantean en cualquier tipo de crisis personal pero sobre todo en tiempos de tanta inmediatez y efimeridad.
Los planos cuidados y la banda sonora de Santiago Motorizado terminan de delinear otra película del universo propio que supo construir el director.
Divertida, sensible, irónica, melancólica; un mix que pocos pueden manejar con esa precisión. A quienes les guste el cine de Rejtman no decepcionará. La película se proyecta los sábados de septiembre en el MALBA y llega justo después del reestreno de Silvia Prieto en el Gaumont.