«Gatillero»: Sin ley y sin escapatoria

El director de La noche más fría, Cris Tapia Marchiori, estrenó en la Competencia Internacional del BAFICI una película ambiciosa, criolla y de una calidad técnica notable que ahora llega a salas. Gatillero narra un enfrentamiento ubicado en la Isla Maciel protagonizado por un sorprendente Sergio Podeley.

Se habla mucho del plano secuencia últimamente gracias a una serie de Netflix, pero lo cierto es que no es nada nuevo. Hitchcock experimentó como los recursos de la época le permitieron con La Soga, y películas más recientes como El arca rusa, la alemana Victoria o la serie en cuestión a la que me refería, Adolescence, se han apropiado de esa técnica para narrar sus historias. Gatillero y su director logran también convertir el recurso en algo más que un truco estético: nos introduce en una larga, vertiginosa y fatídica noche.

Todo empieza con «El Galgo», apodo de Pablo, que acaba de salir de la cárcel y regresa al barrio de donde salió. Regresa a lo que conoce, a lo suyo, y tras un robo que no sale del modo esperado se reencuentra con viejos conocidos que le ofrecen una changa. El Galgo es un ex sicario y por lo tanto conocido por su puntería pero el trabajo no es lo que le habían contado: en realidad se trata de un engaño, de una trampa para quedarse con el poder del barrio, un lugar gobernado por narcos donde unos pocos todavía resisten y aguantan.

El protagonista, alguien que en realidad solo quería poder juntar un poco de dinero para ir a ver su hija que está con la abuela en el interior, se ve de repente inmerso en un espiral de violencia donde nadie parece estar a salvo. Y el director lo sigue en ese único plano secuencia a través de esas calles, patios, muros, con un oficio impresionante. Solo en unos pocos momentos se permite alejarse de él y espiar un poco de lo que sucede alrededor.

El guion, escrito por su director junto a Clara Ambrosoni, va desplegando una mirada crítica sobre esos lugares abandonados por la justicia, donde la criminalidad tiene todo a su favor para proliferar. Además de Podeley, acompañan en personajes secundarios actores como Julieta Diaz con un personaje cargado de mitología, Mariano Torre, Maite Lanata y Susana Varela, entre otros. Más allá de sus proezas técnicas, la historia conmociona y transmite humanidad.

Desesperanzada y oscura, vibrante y cercana, en especial en estos tiempos, se trata de una película que tiene todo para destacarse en la cartelera actual. Si el público acompaña, puede ser todo un suceso. Y sin dudas estamos ante una película que vale mucho la pena verla en pantalla grande. Un western nacional, nocturno, crudo y enérgico. Es difícil de asegurar estando a mitad de camino, pero quizás sea la película argentina del año.

About The Author

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *