«Cielo Rojo (Gigantes de metal)»: Distorsionada

Otra de las películas argentinas de terror que llegan al Gaumont (y algunas salas más) para la semana a partir de Halloween es lo nuevo del director y guionista Marcelo Leguiza (director de películas como Mutazombie, Cazador y Snuff Srl). Esta vez se trata de un terror puramente psicológico.

Bianca es una joven que trabaja como secretaria virtual (una especie de call center). Desde el trato hacia la gente que la rodea se la puede percibir solitaria, ajena a las relaciones sociales que su entorno le ofrecen. Una mañana recibe un pedido que no está dentro de su trabajo pero es convencida a través de una voz elocuente y manipuladora. Aquel mediodía se acerca a buscar un paquete y queda encerrada en esa casa junto a un hombre conspiranoico (Germán Baudino, uno de los rostros imprescindibles del cine de género nacional) que la mantiene secuestrada para experimentar con ella y otra mujer los efectos de algunas drogas que prometen algo tan grande como la supervivencia. Esto es solo un punto de partida.

A través de un montaje a veces algo confuso o críptico, descubrimos que Bianca carga con un pasado traumático y un padre manipulador, lo que podría explicar fácilmente por qué toma algunas decisiones de las que toma. Pero la película no se trata (solamente) sobre sus fantasmas del pasado y el secuestro por parte de este hombre, sino de lo que sucede una vez que logra escapar: el acoso y tergiversación de los medios, las habladurías sobre esta secta y el miedo que genera incluso en la propia Bianca, atemorizada con la idea de que vuelvan a por ella, y la relación que se genera con una agente de policía que está a cargo de custodiarla.

Cielo Rojo acierta sobre todo en estas construcciones psicológicas y complejas de sus personajes. El modo en que se relacionan, o intentan relacionarse, y sus maneras de percibir lo que las rodea. Bianca, entre el terror propio de la situación vivida y la ingesta de psicofármacos, quizás empieza a ver las cosas y a las personas ligeramente deformadas, hasta que llega a un punto en que lo real y lo imaginado, lo creado por una mente susceptible y expuesta a sustancias químicas, se entremezclan.

Una película de personajes femeninos: Noe Antúnez se carga el protagónico con su Bianca pero también la secundan de manera eficaz Susana Varela, Gabriela Valenti y Paula Manzone, ésta última en un rol que le agrega un poco de calidez a una historia más bien sórdida.

En cuanto a lo técnico, está rodada de manera prolija y cuenta con un destacable uso del sonido; esto, junto a planos cuidados y un juego con las luces y el color rojo, ayudan a crear atmósferas de misterio y suspenso, algo destacable sobre todo en películas de presupuesto limitado. El guion (escrito por el propio director) quizás en algún momento se torna algo críptico y demasiado ambiguo, confuso como la percepción de la propia Bianca. Una película que toma un poco de tiempo digerir y que no si bien es otra historia de supervivencia, acá se trata de una de las más complejas: escaparse de una misma.

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