«Simón de la montaña»: En busca de uno mismo

Después de un exitoso recorrido a través de festivales internacionales, llega a las Simón de la montaña, el nuevo protagónico de Lorenzo «Toto» Ferro (El Ángel), una exploración sobre mundos a veces invisibilizados. La multipremiada ópera prima del director Federico Luis, que escribe el guion junto a Tomás Murphy y uno de los protagonistas, Agustín Toscano, se centra en un grupo de jóvenes con diferentes capacidades.

Simón es un muchacho que vive al borde de la Cordillera y trabaja como ayudante de mudanzas del marido de su madre y durante una fuerte tormenta. Un día de tormenta conoce a un grupo de chicos con capacidades diferentes y el hogar donde residen. Simón siente que encaja inmediatamente y genera amistades y algún coqueteo con la gente de ese lugar. ¿Pero quién es realmente Simón?

Por un lado, la película revierte el tema de la inclusión: así como solemos ver historias donde se busca integrar a un personaje con alguna capacidad diferente (un ejemplo reciente sería Goyo), aquí Simón busca incluirse él mismo dentro de este grupo de minusválidos. Por el otro, nada es blanco y negro y esta historia está cargada de grises y ambigüedades que ponen en foco temas como la salud mental, el brusco paso a la adultez y la búsqueda y necesidad de que a uno le presten atención, lo escuchen, le brinden cariño.

Se abren muchas aristas desde lo que elige narrar Federico Luis y sobre todo desde la interpretación intensa que brinda su protagonista. Un abanico de ideas que no elige subrayar y a veces tampoco terminar de desarrollar y que aun largo tiempo después de haberla visto se siguen debatiendo entre sí dentro de una.

Un punto a tener en cuenta del guion es el lugar de donde viene Simón: una familia que en algún momento quizás lució más parecido a una familia de lo que es ahora (hay un hermoso detalle y es la inclusión de videos familiares donde vemos al propio Toto Ferro de pequeño junto a su padre, Rafael). En ese hogar no parece hallarse, no importa cuánto la madre (la siempre magnífica Laura Nevole) se esfuerce en entenderlo.

Federico Luis retrata de manera genuina y transparente al grupo de discapacitados (Kiara Supini y Pehuén Pedre son los dos actores no profesionales que se destacan por sobre el resto) que transitan sus vidas con la mayor de la cotidianeidad: se pelean, se enojan, se aman, juegan, bailan. Pero siempre tienen un lugar seguro al que regresar. A Simón, en cambio, en una escena clave el director le pregunta por un certificado que él no tiene y que junto a su nuevo amigo intentan disimular que es así. Entonces volvemos, ¿quién es Simón? ¿Qué busca? ¿Es un actor o realmente algo está empezando a transformarse dentro suyo?

Enigmática, audaz, desafiante. Una película que trata sobre la inclusión y la diversidad de un modo totalmente distinto al que el cine y las series nos tienen acostumbrados, alejado de mensajes dulcificados y subrayados. De hecho se trata por momentos de una película algo fría y críptica. Lo que hace Toto Ferro es impresionante.

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