BARS25: Un poco de la Competencia Internacional

La competencia más importante está conformada por películas de diferentes países, algunos de ellos incluso apenas o casi nada relacionados con el cine de género. Tres representantes de lugares muy distantes entre sí.

An taibhse (the ghost) 

Desde Irlanda llega esta película escrita y dirigida por John Farrelly, la primera de terror hablada totalmente en idioma gaélico irlandés y situada en la Irlanda post Gran Hambruna. Un folk horror que tiene como protagonistas casi exclusivos a un padre y su hija adolescente, ambos contratados por una familia adinerada para cuidar una antigua mansión durante un par de estaciones. El invierno se acerca y de a poco el clima entre esas paredes se va tornando cada vez más sórdido y aterrador, lo que tensiona la relación entre ellos.

La trama es simple, cuenta con una vuelta de tuerca predecible desde un poco temprano en la historia y recae más que nada en sus atmósferas. Con un gran uso de las sombras y luces y un fuerte uso del sonido, que incluso se encarga de acentuar cada jumpscare, vivimos y sufrimos junto a una protagonista a la que cada vez se le hace más difícil pasar sus días allí dentro.

Hay mucho de The Shining y algo del director Robert Eggers como claras influencias. Una experiencia inmersiva.

Chainsaws Were Singing 

Una de las propuestas más curiosas es esta película que nos llega desde Estonia dirigida por Sander Maran: un slasher musical cargada de un humor absurdo, así de increíble y maravilloso como suena.

El resultado es tan extraño como podemos esperar: mientras por momentos el gore exagerado inunda la pantalla, al rato tenemos a dos protagonistas enamorados cantándose entre los verdes prados.

La trama es absurda y caótica, con una interesante galería de personajes donde se destaca aquel desconocido que levanta al protagonista tras hacer dedo y se convierte de a poco en un fiel amigo. Por otro lado, el villano que nunca habla (pero tiene su canción sobre aquello que hace: matar) es parte de una excéntrica familia caníbal.

A diferencia de Vampire Zombies…, película con la cual dialoga en cierto modo, en Chainsaws were singing las tomas se ven menos prolijas y el humor no funciona por igual a lo largo de toda la película, estacándose en un par de momentos. Así y todo se trata de algo que más allá de que homenajea a varias películas que todos hemos visto, al mismo tiempo no se parece a ninguna, y eso ya la hace valiosa.

Contaron en alguna de las proyecciones que se trata de una película hecha por un grupo de amigos y que llevó unos doce años terminarla. Y eso en gran parte es el espíritu de este festival, reunirse en comunidad por amor al cine que nos gusta.

Párvulos Hijos del apocalipsis

Isaac Ezban es un director que en cierto modo el festival vio crecer. Después de películas interesantísimas como El Incidente y Los parecidos (ambas proyectadas en pasadas ediciones), Mal de ojo (que se vio acá en pantalla grande gracias a una Semana de Sitges y hoy se puede ver a través de Prime) y hasta una incursión en inglés, Parallel, sigue explorando diferentes temáticas del género.

En Párvulos Hijos del Apocalipsis la historia se sitúa largos años después de la pandemia que ya conocemos y transitamos cada uno a su modo. Ahora el virus y vacunas que no han tenido tiempo de ser fabricadas e investigadas como debían ha derivado en una nueva aflicción. Tres hermanos viven resguardados en una casa en medio del bosque, habiendo aprendido a sobrevivir y a alimentarse con lo que tenían. El principio recuerda un poco a un estreno reciente, Never Let Go, de Ajá, donde en aquel caso es la madre quien está a cargo. Aquí, en cambio, los padres están presentes a través de su ausencia, mientras el hermano menor todavía guarda esperanzas de que regresen. Lo que él no sabe es que en el sótano hay un monstruo encerrado que sus hermanos mayores intentan mantener bajo control.

Ezban se introduce en el subgénero de zombies y lo hace de un modo personal, poniendo en el centro a la familia. La familia como sostén, la importancia de mantener a toda costa esos lazos. Combina humor y cierta calidez cuando retrata esa cotidianeidad propia de quien ya se acostumbró a otra realidad, pero también sorprende con el terror y el gore cuando la cosa se pone realmente amenazante y aterradora.

En cuanto a su acercamiento a la temática, rememora un poco al último Romero, en especial a la infravalorada Survival of the Dead. ¿Qué queda debajo del monstruo? ¿Se puede recuperar a la persona debajo? ¿Cómo sobrevivir a un mundo que se ha tornado cada vez más cruel y extremista?

Una buena historia, buenos personajes y un uso preciso del color en medio de un mundo que luce apagado hacen de Párvulos una nueva confirmación sobre el talento del director mexicano.

About The Author

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *