
Recuerdo claramente cuando en febrero de 2020, llegó a la Argentina, la tercera entrega de «Bad Boys». Ya arrancaba la pandemia, pero la cinta venía de un fenomenal rendimiento en taquilla en USA, siendo de la trilogía, la más vista hasta ese entonces. Mi impresión en ese momento, es que no sólo era más de lo mismo, sino que ya la franquicia no tenía mucho más que ofrecer. Pero se ve que mi visión no era compartida con el público. No la «ví».
Los que si la vieron fueron los productores. Para garantizar que pueda ser sustentable la cuarta parte, había que traer a Jerry Bruckheimer para la producción y abandonar el CGI que tan mal le hizo a la anterior. Poner más dobles, volver a la violencia en carne y hueso y revestir a la saga de un aire clásico más centrado en el cine de acción.
Para la dirección, se convocó a dos compadres que conocen el terreno, Adil El Arbi y Billal Falah. Estos chicos tienen condiciones y conocen la propuesta de «Bad Boys» a fondo, con lo cual se ve tomaron nota de todo lo que no salió bien para intentar mejorarlo en esta entrega. ¿El resultado? Mejor desde la realización, con el mismo nivel de ideas (bajo).
Los detectives de Miami, Mike Lowery (Will Smith) y Marcus Burnett (Martin Lawrence) han regresado para vivir otra aventura policial. Ya los conocemos bien, ellos investigan un poco, chocan con sus superiores, se encabronan con los malos, los mafiosos ponen en peligro a la familia y luego hay un batalla de cierre épica (ponele) con la gran villana / villano del episodio. Esta vez la trama involucra a su jefe muerto, a una rama de una organización delictiva liderada por Isabela (Kate Castillo) y la historia de una venganza, sumada a un proceso de infiltración con criminales.
Nada que no se haya visto en entregas anteriores. Vuelve un interés amoroso de Mike… hay una situación grave con Marcus y cierto nivel de reflexión acerca de lo que pueden y no, dentro del universo corrupto donde se mueven. Por si no se han dado cuenta, ya no hay ideas que valgan la pena descubrir por aquí pero sí, interesa el nivel de realización.
Cuando son fanas de Bad Boys, sólo quieren diversión liviana, espectacularidad y chistes entre amigos. O sea que esa es la vara desde la cual hay que medir. Las actuaciones son lo esperable para este tipo de cinta, deslucidas. Will Smith parece no haber retornado a su carrera, desde aquel momento hilarante en los Oscars. Lawrence solía ser un gran comediante pero… el tiempo pasa. Del resto, poco para destacar.
Entiendo que Bruckheimer le da a la peli un encuadre potente y vistoso, muy superior a la entrega anterior. Lo cual no implica que sea un buen film. No lo es. Pero entretiene y el trabajo con extras y coreografías de acción ha mejorado sustancialmente comparando con su última entrega. Hay más espectacularidad. Se ve. Hay dinero en juego y el espectador lo agradece.
Sin dudas, una saga que, a juzgar por la taquilla, tiene todavía mucho para cortar. Sorprende. Para mí, es una propuesta superada en estos tiempos… sin embargo, suma y a los estudios le cierra así que habrá que esper
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Rodrigo Chavero
Periodista, docente y redactor de contenidos. Amo el cine y no hay mejor plan que ver películas.
Coordino Espectador Web desde 2011 y en mis redes hay mucho material de cine, teatro y espectáculos en #CABA.