«A quiet place: day one»(Un lugar en silencio, día uno): así comenzó todo

Creo que todos podemos coincidir que «A Quiet Place» ha sido un éxito masivo por varias razones: una historia atrapante, enigmática, lejos de lo convencional, un cast ajustado, una atmósfera inquietante. Dos entregas. Mismo director. Solvente. Potente.

John Krasinski recibió la oferta de hacer una tercera entrega. Lo pensó, avanzó sobre la idea, pero el material existente invitaba a un enfoque distinto, en vista de que la historia retrocedería al día uno de la invasión alienígena. «Un lugar en silencio: Día Uno» entonces se armó en torno a las ideas que presentó Michael Sarnoski, experimentado director que llevara adelante «Pig» junto a Nicholas Cage hace unos años. 

Su visión nos sumerge en los albores de un mundo sumido en un silencio mortal, un tiempo que queríamos conocer y que explora los orígenes del apocalipsis «sonoro» al que somos invitados en este universo. Esta nueva entrega, fuerte y movilizante, no solo nos presenta un cambio de tono en la narrativa, sino también una evolución en la estética visual y sonora de la franquicia. Aquí hay un escenario citadino más abierto, más panorámico y Sarnoski da en el clavo para edificar el más aterrador clima posible para su película.

El cineasta, dueño de una sensibilidad visual notable, logra crear una atmósfera opresiva y claustrofóbica a través de planos cerrados y encuadres que acentúan la sensación de vulnerabilidad de los personajes. La fotografía, oscura y granulada, refuerza la idea de un mundo sumido en la incertidumbre y el peligro. Es cierto que si recordamos lo poco que sabemos de este momento en las dos entregas anteriores, no todo cierra, pero Sarnoski elige apostar por donde se siente cómodo y tomarse las libertades que desea. Y no me parece mal, a la luz de los resultados.

Pero es en el sonido donde la película impacta. A pesar de su título, «A Quiet Place: Día Uno» nos sumerge en un mundo lleno de sonidos sutiles: el crujido de una rama, el latido de un corazón, el susurro del viento. Estos sonidos, amplificados por la banda sonora, se convierten en elementos narrativos clave, generando tensión y anticipación en el espectador. Todas las emociones se disparan con cada sonido utilizado y eso es una enorme virtud que este film conserva de lo que ya conocemos.

Estoy seguro que el aporte del nuevo creativo detrás de las cámaras también se debe al cambio de entorno. Mientras que las películas anteriores se centraban en espacios cerrados y familiares, como la granja de los Abbott, «Día Uno» nos lleva a explorar nuevos entornos, como ciudades abandonadas y bosques densos. Estos nuevos escenarios amplían el universo de la saga y ofrecen al espectador una visión más completa del mundo postapocalíptico.

La trama presenta a Samira (Lupita Nyong’o, muy bien), una muchacha sorda y que sufre una enfermedad termina que visita NY con su gatito y su grupo del centro donde se trata. Ella rápidamente entiende, cuando la tragedia se desata, que los alienígenas atacan en base a los sonidos que escuchan. Por suerte, su agudo sentido de la vista y su conocimiento del lenguaje de señas le permitirá comunicarse de manera efectiva con otros sobrevivientes y evadir a las aterradoras criaturas que destruyen la ciudad. Junto a ella, encontramos a Eric (Joseph Quinn), quien se une a Samira en su búsqueda de un lugar seguro. Luego se unirá el solvente Djimon Hounsou como Henri, un rol que le da cuerpo al grupo de sobrevivientes. 
Lo cierto es que, como en toda cinta de supervivencia, los protagonistas conjugan habilidades para complementarse y poder avanzar por la ciudad buscando una vía de escape eficiente. Es importante decir que descubrimos aquí que la invasión alienígena no es un evento aislado, sino parte de un plan mucho más grande. A medida que la historia avanza, los protagonistas descubrián pistas sobre el origen de las criaturas y sus planes, lo que los llevará a tomar una decisión que cambiará el curso de la invasión. 

Podemos decir que la aventura es intensa y los fans del género disfrutarán de la misma forma que sucediera en las entregas previas. Lo novedoso, es que hay más problematización de lo que sucede en relación a la invasión, de lo que sabíamos en la franquicia hasta aquí. Los rubros técnicos, impecables. La verdad, es esta una producción muy lograda.

En cuanto al final, «A Quiet Place: Día Uno» opta por un cierre más abierto que las entregas anteriores. Sólida de principio a fin este capítulo 3, o 0 y si bien se extraña a Emily Blunt, lo cierto es que hay que reconocer que esta precuela, funciona y cumple las expectativas previas.


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