«Yatasto»: el carro de la esperanza
Muchos de ustedes saben que soy docente y durante mucho tiempo trabajé en zonas marginales de nuestra ciudad. Estuve en contacto con la pobreza y enseñé a grupos de chicos que después de la jornada escolar, salían a cartonear al caer la tarde. Será por eso que a la salida de la proyección valoré mucho a «Yatasto». Es difícil tomar registro tan preciso de los hábitos de una familia en una situación como la que se trae en la historia (real, obviamente) y no caer en la mirada culpógena puramente descriptiva del cuadro. En ese sentido, este documental de Hermes Paraluello, es un retrato intenso, tierno y esperanzador de una realidad que viven no sólo los chicos de Córdoba sino de todo el país, que están sumidos en la pobreza y luchan contra ella con armas nobles cada día.
«Yatasto» cuenta la historia de tres chicos que viven en un barrio marginal y periférico de La Docta. La cámara los sigue y los acompaña en su trayecto diario que incluye desde los preparativos para la tarea (alimentar el caballo que tira del carro) hasta la tarea misma de cartonear. El micro universo en el que se mueven incluye a pocas personas, pero sumamente ricas para conocer. Lo que hace al film tan interesante es el hecho de que sentimos, durante todo el registro, cuanta vida y esperanza hay en ellos, a pesar de la gran adversidad que enfrentan. Adentrarse en las vidas de Bebo (15 años), Pata (14) y Ricardito (10 añitos!) es un viaje movilizador pero necesario.
Desde el inicio, la cámara los acompaña en sus actividades y sorprende lo natural que todo se vive desde el registro (aunque hay que reconocer que el recurso con el correr de los minutos se vuelve un poco rígido para el espectador). Las postales de la tarea son fuertes. En ellas, descubriremos a Ricardito, quien se robará la película por su gran carisma (lo van a disfrutar en su candidez) y la inocencia de sus palabras a la hora de decodificar el mundo en el que vive. Sin embargo, cada línea que los otros (Bebo y Pata) comparten, tienen su fuerza: hay sueños, aspiraciones, diversión, ocio e historia en ellos y sus familias: esta no es una película sobre el dolor de los no incluidos. Muestra los muros que los separan del mundo del consumo y del empleo (es tangible en los diálogos donde vemos que lejanos que están de algunas cosas que damos por naturales) y cómo ellos abordan esa barrera, pero no hay tiempo para llorar por aquello que no se produce.
La película no apela a golpes bajos y en todo momento rescata la transmisión cultural como valor de ese grupo (la abuela oficia como transmisora aunque no es la única), hay un legado que se transmite en las familias observadas: legar las instrucciones para que ellos puedan defenderse en la vida, autovalerse a través de dominar el oficio de cartonear (son como tercera generación en la actividad).
La cámara de Paraluello lo transmite con oficio y nos da tiempo para internalizar los momentos más áridos de la cinta, aunque insistimos, el trabajo con algunos planos puede resultar un poco incómodo para el espectador corriente.
El nuevo cine cordobés está llegando a salas porteñas (recordar «De caravana», «El invierno de los raros», «Hipólito», etc…) y si bien su distribución es limitada y al público porteño le cuesta el cine local, apostamos porque tengan el público que se merecen. «Yatasto» es de los documentales que perduran en el tiempo, una postal emotiva y dialéctica sobre la pobreza que no deberíamos dejar pasar.