«Star Wars, episode 1-3D»: Legamos la saga a nuestros hijos
Creo que el cine empezó a gustarme por mi mamá. Me acuerdo siempre de su ojo crítico, de su capacidad de disfrute y de su romanticismo. Además, a las dos nos encanta la ciencia ficción y la fantasía. Bueno, resulta que mi mamá, además, siempre murió de amor por Harrison Ford y hoy da la casualidad que encima estoy de novia con un fanático de la saga. Ni hablar de lo mucho que me gusta a mí. Si ustedes esperaban una crítica objetiva, ésta no lo es.
La amenaza fantasma aparece 25 años después de que la primera trilogía se estrenara para contarnos cómo era la República y cómo fue el esplendor de los jedi, extintos casi para las clásicas entregas.
El objetivo principal de esta precuela es la de mostrar cómo Anakin Skywalker terminó siendo Darth Vader y el golpe de los Sith contra este sistema. Ahora bien, el mundo de Star Wars es complejo: hay libros, cómics, sagas animadas, video juegos y seis películas. Saberlo todo no es sencillo por lo que tiene un léxico particular y un ritmo como tal.
Esas aquellas transiciones setentonas espantosas, sólo funcionan para George Lucas y la verdad es que impregnan un poco este relato con la mística del anterior.
La amenaza fantasma presenta una crisis de la República como tal, que prefiere levar armas a la primera de cambio porque sabe que algo es el enemigo que no sabe bien cuál es. Así, la misión de exterminar a los jedi sale de los labios de un Lord Sith que aconseja a una reina justa pero muy joven, a legarle todo el poder a él. Como si fuera el César, nunca lo terminarán de despegar de ese rol.
Mientras tanto, en algún otro planeta de esa inmensa galaxia, un niño tiene el recuento de midiclorians más alto que el maestro Jedi Qui Gon ha sentido en su vida y descubre de labios de su madre esclava que sin que ella tenga relaciones, el chico finalmente apareció. Si bien es un poco mayor para iniciarlo en la filosofía y artes del jedi, sabe que puede llegar a ser el que la profecía rezaba que iba a traer equilibrio a la Fuerza.
Acá una batalla está por empezar, que todos sabemos cómo termina…pero hay muchas formas de llegar a Roma.
Todos sabemos, de todas maneras que el 3D nació para volver a llevar a la gente al cine ya que es algo no fácilmente imitable en casa. Pero, honestamente, vi pocos bien hechos y sigo sin entender el punto porque uno no ve en 3D y pocas veces suma algo. Este paso deja pocas cosas nuevas y no hay una ganancia en calidad de imagen, sino que se lo ve un poco acartonado, mi eterno problema con la imagen digital que es tan perfecta y tan saturados los colores (por eso el espectador cree que está viendo más nítido, cuando en realidad pierde profundidad porque esa claridad trae todo a un plano más cercano). A veces pienso que este tipo de reestrenos sirven para que las volvamos a ver en el cine y para que tratemos de que a nuestros hijos les guste…