«Los insólitos Peces Gato»: microcosmos familiar
En la escena inicial de “Los insólitos peces gatos” (Mexico, 2013) de Claudia Sainte-Luce, está la clave de toda su película. En ese caos inicial, en el que una joven se despierta en medio de un atiborrado cuarto, con todo cayéndosele encima, es que la directora manifiesta no solo la impronta del personaje protagonista, Claudia (Ximena Ayala), sino también sobre la estructura narrativa del filme, el que dividirá en dos partes.
Claudia vive sola en una gran ciudad y trabaja como promotora de productos inútiles en un supermercado. Agobiada por una rutina que no la llega a completar recién cuando es ingresada en un hospital por un cuadro de apendicitis aguda, su destino cambiará.
Allí conocerá a Marta (Lisa Owen), ama de casa con cuatro hijos, enferma de sida, con la que entablará un entrañable vínculo. “Adoptada” por ella, Claudia comenzará a convivir con la familia y a pesar que cada miembro posee diferentes particularidades (una joven que se comunica con el más allá y posee tendencias suicidas, otra que sólo vive para el estudio, un niño que pese a su edad avanzada aún se orina en la cama y una niña que espera convertirse en reina de belleza) con cada uno podrá comunicarse como nunca antes lo hizo con alguien.
La película está dividida en dos segmentos bien diferenciados entre sí. Una primera etapa de conocimiento y exploración entre los protagonistas (la llegada de Claudia al grupo) y la presentación de los mismos, y otra en la que la sinergia lograda entre todos se potenciará en un improvisado viaje a la playa.
La directora elige contar estas dos etapas a través primero de la nostalgia de algo que no se tiene y luego a partir de un momento de alegría fugaz y en conjunto, algo a lo que los protagonistas no están acostumbrados.
Los espacios elegidos para la historia también son significativos, en su mayoría son no lugares, pertenecientes a cualquier ciudad (hospital, supermercado, colegio, etc.) que universalizan aún más la historia.
Con respecto al timming narrativo, si bien la historia es progresiva, en aquellos momentos en los que Claudia se “cuelga” es en donde la exploración de la imagen, a través de subjetivas y planos detalles, brindando así su particularidad al filme, en una historia que en su intimidad conlleva además una denuncia al sistema laboral, sanitario y educativo.
Otro hallazgo de “Los insólitos…” es la casi nula utilización de sonidos extradiegéticos y música incidental, aportándole un mayor realismo y verosímil a lo que Sainte-Luce muestra en pantalla, sumándole importancia en cada plano a las acciones de los actores.
La nostalgia que la directora imprime al tono general del filme es solo equiparable al profundo dolor y angustia que genera casi llegando al final, en una escena que tendrá una total desconexión con el resto pero que aportará más dramatismo al núcleo argumental inicial.
Película de búsqueda, de identidad, de personalidad de origen, “Los insólitos peces gato” funciona como drama coral y película de transformación personal, pero aún más se destaca por su intento de explicitar la necesidad de libertad ante decisiones y situaciones que lamentablemente no se pueden revertir
Anexo de crítica por Rodrigo Chavero
Vimos en el último Festival Internacional de Cine de Mar del Plata esta producción mexicana el año pasado. También tuvimos la oportunidad de contar en la proyección (Competencia Latinoamericana) con su directora,
Claudia Sainte-Luce, quien narró en detalle la naturaleza del proyecto, que se basa en una experiencia autobiográfica central en su vida. “Los Insólitos Peces Gato” es una historia de amor filial, aceptación y resilencia, madura y tierna que muestra la extraña vinculación que se produce entre una joven mujer sin familia, y un núcleo necesitado de integrantes que aporten cuidado y guía.
Claudia (el nombre refiere a la misma directora, aquí jugada por Ximena Ayala) llega a un hospital con una dolencia abdominal. Al poco tiempo se encontrará operada de apendicitis y con una compañera de cuarto especial: Martha (Lisa Owen), madre de cuatro chicos. Sin embargo, su dolencia no parece de rápida recuperación, sospechamos que el cuadro ahí es bastante distinto…
Y así es: a pesar de que su salud es frágil, Martha es todo amor. Y Claudia, necesita ese cobijo, esa inspiración, en definitiva, está en ella “pegarse” a esa familia que reclama energía y voluntad para salir delante de una crisis que parece destinada a exterminarla. Es cierto que su rol en ese microcosmos familiar será cambiante, de a ratos nuestra protagonista será figura de referencia, liderando la tarea grupal aunque en otros se cobijará en los retazos de maternidad que desplega la jefa de la casa, ubicándose como una hija más.
Complejo ensamble propone Sainte-Luce en su primer film. La atmósfera y las actuaciones están muy bien logradas y la propuesta general, luce empática y conecta rápidamente al espectador con ese universo. Si hay que decir que la novel cineasta elige subrayar la enfermedad de Martha y mostrarla con excesiva crudeza, sacudiendo al espectador con su tragedia personal (no olvidarse que este guión fue escrito por la directora en base a su propia historia) innecesariamente. Ya anticipamos la composición de esa proyección y eso deviene en una extensión excesiva para un relato sobre poblado de escenas familiar tiernas, pero predecibles y largas.
“Los Insólitos Peces Gato”, sin embargo, es un debut promisorio para Sainte-Luce. Ha sabido retratar una etapa de su vida en imágenes, para transmitir un mensaje fuerte y comprometido sobre la maternidad, la finitud y los proyectos. Interesante propuesta en cartelera, larga y con algunos golpes bajos, pero honesta. A tenerla en cuenta.