«Extremely loud and incredibly close» (Tan fuerte y tan cerca): la artificiosidad atenta no sólo en septiembre

«Extremely loud and incredibly close», nominada a mejor película en la próxima entrega de los Oscars, es considerada la de menor chances de llevarse una estatuilla según la crítica especializada internacional. Muchos han discutido los valores que la hicieron electa para esta instancia y aunque uno coincida con la apreciación en términos generales, siempre es bueno saber cuáles son las razones que hacen a este film tan frágil, que no soporta una mirada rigurosa sin derrumbarse inexorablemente al aflorar su artificiosidad desatada.

La historia está basada en la novela del 2005 de Jonathan Safran que en su momento fue best-seller (muy discutida en su tiempo), al abordar la cuestión de los hijos de quienes murieron en el World Trade Center en el trágico 11-S. Caracterizando el contexto con detalle, el autor construye una fábula extraña en la que retrata a un personaje singular para simbolizar esa búsqueda de respuestas ante el crudo rostro del dolor de la pérdida.

Potencialmente era material que podía generar una de esas cintas que la Academia premia: un drama con sustento histórico, de superación y reencuentro personal. Así es que los estudios convocaron a un prestigioso director para llevar adelante esta adaptación, Stephen Daldry (previamente nominado en tres oportunidades por Billy Elliot, The Hours y The Reader) fue el elegido y parecía garantía de éxito. Eric Roth pulió el guión y esquematizó los cambios necesarios y así fue como, ante las buenas perspectivas, se completó un cast muy interesante, liderado por Tom Hanks y Sandra Bullock.

El film arranca con la presentación de quien dominará la escena por los próximos 129 minutos: Oskar (Thomas Horn), un chico que tiene ciertas capacidades especiales: es ingenioso y domina ciertas relaciones físicas (coquetea con el síndrome de Sparger), es tenaz y simpático, aunque tiene varios costados débiles. Sus fobias lo inmovilizan y básicamente, derivado de su patología de aislamiento, le cuesta relacionarse con la gente. Ama a su padre, Thomas (Hanks), un hombre que conoce y entiende a su hijo y lo estimula a resolver desafíos nuevos, todo el tiempo, cosa que Oskar adora.

Pero esa maravillosa relación se trunca cuando el niño pierde a su padre en el derrumbe de las Torres Gemelas. Su norte desaparece, los problemas vinculares con su madre (Bullock) afloran y el enojo por la muerte de Thomas dispara una misión muy especial. Accidentalmente, Oskar da con una llave en un armario del cuarto de su padre fallecido y decide emprender la compleja tarea de conseguir pistas para dar con la caja/puerta que la misma debe abrir. Como es un chico distinto, aplicará su lógica de manera original (o retorcida?) y partiendo de un apellido que encuentra (Black), se lanzará a una tenaz búsqueda para resolver el misterio.

«Tan fuerte y tan lejos» apela a todos los golpes bajos que te puedas imaginar. Y golpea duro. Pone en primer plano la indignación por el luctuoso suceso (11-S), y empuja a su protagonista (Horn), a una aventura larga y tediosa. Se percibe mucha repetición de ideas en los parlamentos del chico y una actuación forzada, en la que cada estallido se mira con desconfianza y casi antinatural. Por momentos, encima, abruma la cantidad de palabras que aporta el pobre muchacho. Promediando la cinta, los mohínes y muletillas ya han perdido sorpresa y solo perturban al espectador, quien ya entendió la caracterización de este perfil.  Se acumulan la cantidad de eventos en una progresión geométrica sostenida con el claro propósito de emocionarnos por sumatoria. Así de fuerte: para completar el cuadro, la película no se detiene ante nada, música acorde, alusiones a las muertes en las Torres y vuelta a comenzar.

Cuando sentimos en el cuerpo que el viaje debe terminar, Daldry se niega y extiende innecesariamente el relato con un par de vueltas en el final que aclaran (u oscurecen) algunos de los sucesos que se dieron en dicha fecha.

Algo más, nos pareció otro paso en falso depositar sobre los hombros de Horn, el peso de la trama. Los secundarios aportan poco, aunque Max Von Sydow  si reconocemos que hace lo suyo con oficio Es cierto es que todas las miradas están en el personaje de Oskar y si él no sostiene la película por empatía y se gana al público, era esperable que la misma se cayese sin vueltas. Que es lo que sucede.

Podríamos seguir señalando también algunos conceptos pro-americanos que la cinta trae que, cuando menos, son objetables y poco felices, pero ya tienen un panorama de que van a encontrar. «Tan fuerte, tan lejos» es un drama familiar desparejo que no parece ameritar su presencia en la lista de candidatas a los máximos premios de la industria. Pero está. Primer paso en falso de Daldry, aunque igual consiguió filtrar esta película para la gran lucha del domingo…

About The Author

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *