«Keyke mahboobe man»(Pastel para dos): para el amor no hay edad (absoluta verdad)

Cuando en la Berlinale del año pasado se supo que el régimen iraní había secuestrado los pasaportes de los directores Maryam Moghaddam y Behtash Sanaeeha para que no viajaran a presentar su película a Alemania, todos nos dimos cuenta de que el gobierno de ese país había tomado una pésima decisión: el foco de todas las miradas se los llevó «Pastel para dos», dado lo controversial de su distribución fuera de Irán.

Estos cineastas (Moghadadam y Sanaeeha), son dueños de una una mirada sensible y perspicaz, nos presentan una historia que trasciende las barreras culturales y generacionales: ¿puede encontrarse el amor en la tercera edad? ¿cómo se viven tales relaciones en un contexto tan restrictivo para las libertades individuales?

La propuesta de «Pastel para dos», es bella y desafiante.  Consiste en explorar la complejidad de las emociones humanas en un contexto donde, la sociedad a menudo invisibiliza los deseos y anhelos de las personas mayores. Al centrarse en el amor tardío, Moghaddam y Sanaeeha desafían los estereotipos y nos recuerdan que el corazón nunca envejece, que la necesidad de conexión y afecto perdura a lo largo de toda la existencia.

Puede pensarse que la elección de esta temática no es casual: en un contexto donde los mayores son relegados al silencio (y esto es global y no local solamente), la película se erige como un acto de resistencia poética, lo cual la instala como un producto llamativo para los tiempos que corren.

La historia presentada es la de «Mahin» (Lili Farhadpour), una enfermera jubilada, viuda y solitaria que ha vivido sola durante muchos años. Un día escucha por casualidad una conversación en el café de jubilados del gobierno, que señala que el taxista «Faramarz» (Esmaeel Mehrabi) también está soltero. Él está teniendo una discusión con sus amigos y muestra que por ser viudo, su vida no es como la del resto del grupo.
Acto seguido, Mahin decide buscarlo y hablarle… porque siente el impulso de consolar a dicho hombre y a su vez, conectar su emoción para compartir con alguien el combate a la soledad.

La sucesión de eventos para que esta pareja se forme, es sencilla pero efectiva: Farhadpour es cautivadora, y valora esta oportunidad de tener pareja a su edad… el caballero hace su parte y la relación comienza lenta y pausadamente a avanzar atendiendo al lugar donde se encuentran, tanto social como familiar. Existe una química encantadora y delicada entre ambos, ya que la mayor parte de la trama se desarrolla en su casa, donde se cuidan de no involucrar a la temible policía moral que podría llegar y castigarlos, incluso a su avanzada edad, por estar solos allí.

La cinta bucea muy bien en cómo impacta el amor a ciertas edades y cómo se transmiten los miedos e inseguridades en esta etapa de la vida. Abre el juego a un muestreo de emociones para el cual probablemente no estés acostumbrado. 

En cuanto a los rubros técnicos, «Keyke mahboobe man» destaca por su estética cuidada y su atmósfera íntima. La fotografía, con una paleta de colores cálidos y una iluminación suave, realza la melancolía y la ternura de la historia. La banda sonora, sutil y evocadora, acompaña las emociones de los personajes sin imponerse. La dirección de arte y el diseño de producción contribuyen a crear un universo creíble y cercano, donde los pequeños detalles de la vida cotidiana adquieren una gran importancia.

«Keyke mahboobe man» («Pastel para dos») es una película conmovedora y necesaria para visibilizar las emociones, sueños y expectativas de un sector de la población al que generalmente no exploramos ni conocemos. Con interpretaciones memorables, una dirección sensible y un guion inteligente, esta joya del cine iraní se erige como una propuesta cinematográfica que celebra la vitalidad de la tercera edad y la capacidad del corazón para seguir latiendo con fuerza.

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